A los 93 años falleció doña Jesusa Pertierra, viuda de Conrado Antón Díaz y madre del restaurador Marcelo Conrado Antón y de su hermano Javier, abogado y ex concejal del ayuntamiento de Oviedo.

Como usador de la hostelería local desde mi más tierna infancia tuve ocasión de conocerla hace ya muchos años, así como a su marido, incluso cuando siendo un crío que vivía en la ovetense calle de San Bernabé acompañaba los domingos a mi padre al Autobar, un típico establecimiento, precursor del Cabo Peñas y de la Taberna Gallega que el matrimonio Jesusa/Conrado regentaba en la calle Melquiades Alvárez. Recuerdo que enfrente vivía el doctor Eduardo González y que como había muy poco tráfico los chavales del barrio jugamos frente al establecimiento, en plena calle, al fútbol.

Con el paso de los años no perdí contacto con este matrimonio de restauradores de Tineo que, como tantas otros asturianos, hubo de buscar en la emigración una manera de subsistencia. Conrado Antón Díaz fue un personaje asturiano irrepetible, con un espíritu emprendedor verdaderamente envidiable para aquella época nada fácil así como un maestro autodidacta en el trato con el cliente y Conrado Antón Díaz además tuvo la suerte de tener detrás, ante los fogones, a su esposa Jesusa Pertierra con una excelente mano para la cocina, la cocina tradicional, la cocina asturiana, la de siempre, con lo que en los establecimientos que regentaron se producía el perfecto tándem que hacía en rápidamente la casa de comidas que instalaban tuviera éxito.

¡Cómo no recordar el pote de berzas de doña Jesusa!. O la fabada o ese punto inigualable que sabía dar a un entrecot. A sus cualidades culinarias doña Jesusa unía una personalidad recia pero afable, muy típica de la mujer asturiana que hubo de salir con su marido por esos mundos de dios ya que al poco de casarse, tras haber regentado el matrimonio por un corto espacio de tiempo el bar Casa Padrón en su concejo natal Tineo, se fueron para Madrid donde frente al mercado de pescados –prepararlos también se le dio muy bien a doña Jesusa- tuvieron el bar O Pexeiro.

Cómo olvidar Casa Asturias en Medina de Rioseco, parada obligada para todo asturiano que iba o venía de Madrid para degustar unos excelentes platos preparados por doña Jesusa. Luego vendría el Cervantes, ya en el retorno a Oviedo, y Casa Conrado. Con la fortaleza que suelen tener los nacidos en Tineo doña Jesusa llevó muy bien el paso de los años poniendo su calidad gastronómica en los menús de estos establecimientos. Era un icono de la cocina asturiana. El destino con su imparable reloj llevó primero a su esposo Conrado y ahora le ha llevado a ella. Es una pérdida importante porque era una asturiana importante pero así es la vida. Sus hijos, el restaurador Marcelo Conrado Antón Pertierra, destacado hostelero a través de La Goleta y Casa Conrado, y el abogado Javier Antón Pertierra, durante varios años concejal del ayuntamiento de Oviedo, encargado del área cultural y turística del mismo, son dignos sucesores de este matrimonio tinetense -Conrado y Jesusa- que lamentablemente ya no se encuentra entre nosotros. Además de la calidad humana su lema fue el trabajo y el servicio al público. Casi nada. Descansa en paz buena guisandera. Siempre echaré de menos su pote de berzas.