El reciente acuerdo para gravar los camiones por la contaminación atmosférica y acústica que ha adoptado el Parlamento Europeo es peligroso y seguramente irresponsable.
A los legisladores se les llena la boca de pomposidad cuando califican el transporte, en este caso por carretera, de ‘sector estratégico’, pero tal parece como si detrás de esas dos palabras no hubiese nada. Una simple definición. Ahora, el Parlamento europeo, contagiado sin duda por el viento ecologista que recorre el viejo continente, acuerda autorizar a los estados miembros a subir tasas y peajes a los camioneros hasta en un 30%. Temeraria subida que dejará sin capacidad de respuesta a miles de pequeños empresarios y autónomos, cuando no los abocará directamente al cierre y al cese de la actividad.
El beneficio de los transportistas por carretera está ya demasiado aquilatado, es ya demasiado pequeño, apenas unos céntimos por tonelada, como para aplicarles una disparatada subida que viene a sumarse a sucesivos incrementos sin control de los precios del carburante, todo porque los países productores asociados a la OPEP practican, según parece, eso de ‘siga yo caliente’ mientras el mundo se hunde.
La deriva es muy peligrosa, insisto, porque el transporte por carretera, aunque esté en manos privadas, es un servicio público, esencial. Cada día, miles de ‘camioneros’, por usar el viejo término, aparcan sus problemas, sus dolencias crónicas, sus angustias con hacienda, seguridad social, bancos y otros torturadores y ‘desaparcan’ su pequeño, mediano, superlong o gondolero vehículo parar recorrer arriba y abajo, de Norte a Sur y de Este a Oeste, millones de kilómetros de autopistas, autovías, carreteras nacionales, autonómicas, comarcales y ‘pa su pu…. Madre’, que también hay que llevar mercancías necesarias a pueblos remotos y caseríos en medio de la nada.
Para el consumidor es muy cómodo salir de casa en zapatilles y acercarse a la tienda o supermercado más cercanos a escoger los alimentos y productos de la cesta diaria, pero esos productos y mercancías no brotan espontáneamente, como las setas, en las baldas de cinc. No. Las han traído los mismos transportistas a los que ahora se demoniza “por contaminación atmosférica y acústica”. Fíjense bien: los transportistas no están yendo de vacaciones, ni a hacérselo ver en un lupanar. Están haciendo un trabajo vital para el conjunto de la sociedad, con los medios que la ingeniería y la industria de la automoción ponen a su alcance. NO son los culpables de que no se hayan comercializado aún motores más silenciosos, o de hidrógeno, o solares. Y menos son culpables de permitir que todos podamos comer, vestir, jugar, medicarnos y culturizarnos cada uno de los 365 días del año, uno más los bisiestos.
Las principales asociaciones del sector ya lo han advertido: esa subida, innecesaria, inoportuna y peligrosa, repercutirá en los consumidores. Estos comprarán menos. El descenso del consumo agudizará las pérdidas, ya cuantiosas, de los transportistas. Muchos de ellos tendrán, seguramente, que suspender su actividad. Entonces vendrán los problemas de desabastecimiento, de carencia de productos y de materias primas, con lo que toda la cadena trófica del hombre blanco se verá afectada. Y, entonces ¿quién lo va a arreglar? Lo malo de echar a rodar una piedruca montaña abajo es que nadie puede controlar el alud que provoca. Entonces, ¿a santu de qué?
Espero que haya algunos economistas sensatos en los gobiernos comunitarios y no apliquen esa subida que más parece una broma pesada del Sombrerero Loco –Alicia en el País de las Maravillas—que de diputados sensatos.
De todas formas, querida familia transportista, ¡Feliz San Cristóbal! Y que Él ilumine a los eurodiputados. O les dé un coscorrón, a ver si despiertan
13 comentarios
# Cova Responder
24/04/2012 20:07Muy interesante y entretenido, me ha gustado mucho!
# Jose Responder
24/04/2012 20:25Os extraña que la gente se bañase cada semana o mas..?con los preparativos que tenian que hacer?viva el agua caliente que sale del grifo!!
# Maria Responder
24/04/2012 20:43En estos tiempos que corren todavía nos da bastante mal rollo ir al dentista..Nos ponen en un sillón especial que sube y baja,anestesia,agua para enjaguarnos...como para ir a que nos saque un diente el barbero o el herrero...vaya valor.
# PRAPRE Responder
25/04/2012 09:50En la casa de mi pueblo no había baño, sólo un inodoro en el que había que echar calderos de agua cuando se usaba. Aún así, cuando íbamos nos lavabamos todos los días. Como te acostumbres a andar limpio lo que menos importa es la temperatura del agua.
# Suárez Responder
25/04/2012 10:56Gente limpia y desaseada siempre la hubo.Pero antes en vez de preparar un baño todos los días como nosotros nos metemos en la ducha,se lavaban"por provincias".
# SANTULLANO Responder
26/04/2012 15:52Tienes razón suárez. Mi abuelo cuando llegaba de trabajar en la casería ,en una palangana iba lavandose por partes.Y ¡¡lavabase enteru!!
# mjaf Responder
26/04/2012 20:35En mi antigua casa cuendo era una niña, me acuerdo que habia water en el exterior de la casa.Nos aseabamos en un gran caldero que se ponia en la cocina.Gracias Suarez por recordarme viejos tiempos
# RANÓN Responder
26/04/2012 23:38Cagónn su madre !! como siga subiendo el agua caliente, tendremos que bañanos dia si y dia no !!
# Suárez Responder
27/04/2012 14:43Ranón: También puedes hacer como los beduínos en el desierto, que hacen sus abluciones para la oración con arena
# Pablo Responder
27/04/2012 22:13Antes rapaben a los guajes pa que no tuviesen piojos.que con les pulges era algo muy comun.
# Polo Responder
29/04/2012 13:38No sabía yo eso de los peinados... y menos lo de las barbas, yo que suelo afeitarme de pascuas en ramos, debería de parecerles un burgués. Jejeje!
# lletora Responder
07/05/2012 10:50Lo de laváse por parroquies creo que sigue vigente tovía. Un productu muy utilizáu en la higiene era la manzanilla, que servía tanto pal pelo como pa la boca.¡Y el soníu del peine entrando ena palangana pa moyalu y peinar mejor les trences!
# babin Responder
23/05/2012 12:04Yo aun recuerdo cuando era niña y no teníamos agua corriente en casa. Mi madre me bañaba en un cubo grande con el agua caliente que siempre había en un depósito al lado de la cocina de carbón. Al encender la cocina el agua se calentaba