Ayer en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo se entregaron los premios Dionisio de la Huerta en su sexta edición. Tuve el honor de glosar el correspondiente a Cáritas Asturias. Estas fueron mis palabras:
Cáritas es el organismo oficial de la Iglesia asturiana para la acción caritativa y social en sus diversos niveles (parroquial, diocesano, regional y nacional) y en estos momentos tan difíciles que viven muchas familias de nuestra sociedad su labor hemos de calificarla de impresionantemente solidaria.
El equipo de Cáritas Asturias está dirigido por Adolfo Rivas Fernández y está compuesto por varios cientos de trabajadores y voluntarios. Se busca la ayuda para familias necesitadas así como la recuperación de personas en riesgo de exclusión social, casos que lamentablemente cada vez son más abundantes en el que muchos continúan calificando como nuestro Estado de Bienestar.
Pero Cáritas no aplica simplemente la ayuda material. Busca reafirmar la dignidad de los pobres, de los necesitados, huyendo del paternalismo y la falsa caridad como crudamente se reflejaba en aquella película, Plácido, del inolvidable García Berlanga, filmada en 1961 y en la que una familia acomodada llevaba el día de Navidad un pobre a casa para cenar en su compañía a fín de acallar su mala conciencia social.
Hace unos días, con motivo de la concesión de este premio a Cáritas Asturias, me comentaba su director Adolfo Rivas el error de enfoque que se está teniendo, incluso por parte de organismos oficiales, al pretender combatir el hambre abriendo en época vacacional los comedores escolares porque, justo es deducirlo, si una madre lleva a su hijo para que coma en los mismos es porque ni ella, y seguro que tampoco el resto de la familia, han podido hacerlo.
Cáritas pretende, en la medida de sus posibilidades y de la sensibilidad y generosidad de la parte de nuestra sociedad que aún disfruta de cierto bienestar, atacar el problema en su raíz. Poder ofrecer cauces para ayudar a rescatar a los necesitados de la pobreza. Por ello quiero resaltar la novedosa iniciativa que ha puesto en marcha en nuestra comunidad autónoma comenzando por crear empresas, o sea, puestos de trabajo, esas tres palabras con las que un día sí y otro también se les llena la boca a nuestros políticos sin que a ciencia cierta sepan cómo hacerlo. Cáritas Asturias ha creado una empresa de catering y está poniendo en marcha una segunda para reciclar ropa. Ambas han arrancado bien, por lo que les auguro futuro. Y no van a ser las únicas.
En el pasado año Cáritas Asturias acompañó a 28.061 personas. Cuenta con 1.800 voluntarios y realiza una intensa labor en acciones sociales especializadas, menores y familia y personas sin hogar, habiendo acogido 1.800, dando 62.000 servicios de higiene, 217.175 comidas y 54.750 pernoctaciones. Así mismo acompañó a 175 personas reclusas y ex reclusas y a 174 personas afectadas por la droga.
Resulta curioso que en un mundo donde el paso del tiempo lo marca la comunicación, la apertura de conceptos y la liberalidad, la mayor demanda en Cáritas Asturias no sea precisamente la económica sino la escucha y el acompañamiento. Debemos de tener en cuenta que el deterioro del tejido social, la pérdida de empleo o la caída en la exclusión social no significa únicamente un problema económico sino que para las personas y las familias afectadas se convierte en angustia, temor, desesperanza, influyendo en su aspecto sicológico y afectando a todos los ámbitos de su vida.
Creo, por tanto, que la actuación de Cáritas Asturias es impresionante y animo a sus gentes a continuar con esta gran labor social. Este y todos los premios que tengan son más que merecidos. Enhorabuena y muchas gracias