Todavía, en la localidad asturiana de Colombres, hay quien recuerda -porque la vivió- la llamada Batalla del Mazucu, que en la Sierra del Cuera enfrentó durante la Guerra de España a la resistencia republicana contra el avance de las tropas rebeldes del general Franco, apoyadas por la Legión Cóndor de Hitler. La lucha fue muy dura y la derrota del ejército republicano supuso la caída definitiva del frente norte, con la posterior entrada de la milicia de los generales felones en Gijón en octubre de 1937.
Quien lo recuerda por haberlo vivido es Felipe Matarranz (1915), combatiente republicano durante el conflicto y después en el maquis, que reside no muy lejos del escenario de aquella batalla. Es seguro, por lo tanto, que Matarranz estará el próximo 14 de septiembre en el Mazucu para conmemorar un aniversario más de aquella efeméride y que, nuevamente, tanto él como quienes lo acompañen deban contemplar el monolito levantado durante la dictadura franquista a cuatro pilotos alemanes de la Legión Cóndor, la misma que bombardeó Guernica, Madrid y otras ciudades republicanas durante la Guerra Civil, y que durante la segunda Guerra Mundial sembró asimismo de muerte algunas capitales europeas.
¿No es hora ya de exigir a la canciller de la República Federal Alemana, Angela Dorothea Merkel -que lo es desde el año 2005-, la eliminación del que probablemente sea el último monumento en Europa que homenajea al nazismo -ya que desde Madrid parece imposible con uno u otro Gobierno-, y que, además, recae en su aviación, tan identificada con las masacres de la población civil en España y en Europa?
Los organizadores de la conmemoración que todos los años se celebra en el lugar de la batalla deberían hacer lo posible para que esta reclamación se cursase de inmediato a través de los representantes parlamentarios de nuestro país en Bruselas. Han pasado demasiados años desde que ese monolito debería haber sido erradicado de un lugar tan señalado por su carácter combativo contra el ejército franquista y en defensa de la segunda República.
Los organizadores de la conmemoración que todos los años se celebra en el lugar de la batalla deberían hacer lo posible para que esta reclamación se cursase de inmediato a través de los representantes parlamentarios de nuestro país en Bruselas. Han pasado demasiados años desde que ese monolito debería haber sido erradicado de un lugar tan señalado por su carácter combativo contra el ejército franquista y en defensa de la segunda República.
Director de Diario del Aire