Efectivamente lo que están leyendo sobre la pantalla fue hecho con un simple bolígrafo. Ahora de nuevo en casa paso a limpio el mismo. Quiero decir, lo traslado al ciberespacio para que pueda llegar a este medio digital. Dentro de la cabaña centenaria dónde estuve estos días no hay zona wi-fi, de ahí que para combatir el mono de escribir: folio y boli.

Nos acostumbramos a un teclado, al móvil, televisión... y a lo que hasta ayer era cosa común, cuando ya no esta a nuestro alcance, aborrecemos retroceder. Os diré que la radio por las noches fue mi pareja, ella hablaba y yo escuchaba.

Por las mañanas, estaba mas pendiente del panadero -no por la hogaza de pan de leña- sino por qué le encargué que me trajera toda la semana la prensa escrita ( LNE ) y al mediodía me acercaba hasta el pueblo de Isoba para leer el Diario de León. Si estaba ocupado, leía alguno atrasado, tenia un suplemento central ( León al sol ) era una especie de miscelánea y reportajes que con el permiso de Ricardo - propietario de Casa Federico - me los llevaba.

Siempre se dice que cuando se esta de vacaciones hay que desconectar y algunos van hasta sin reloj. Mentira! Los que lo dicen, luego dentro de un bar, son los que mandan subir e volumen de la TV, miran constantemente su móvil y de paso ven la hora.

Ya estamos tan drogados con las nuevas tecnologías que es imposible abstraerse y es que mirar hacia atrás es como renunciar a este maravilloso presente. Nada, amigos, otra vez por aquí. Estas ultimas líneas...escritas ya en directo.