El cardenal y perfecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, Antonio Cañizares, desde su lugar de descanso veraniego -tras once meses de duro trabajo- pide a los españoles, creyentes o no, que miren a los monasterios y que admiren la vida contemplativa de sus moradores.

El Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el finés Olli Rehn -tras unos días callado- vuelve a preocuparse de los españoles una vez más, en esta ocasión para pedir que a los pocos que trabajan se les rebaje el sueldo en un 10%, según él con el fin de crear empleo.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde -en un descanso del proceso que tiene encima por presuntos asuntos de corrupción- también quiere, sin especificar tramos, que los españoles reduzcan sus emolumentos por cuenta ajena en un porcentaje no inferior al ya citado 10%.

Es llamativo, pero a esta España, hipotecada indefinidamente mientras que persistamos en la idea de que lo mejor es seguir en la Zona Euro, todos los expertos que tienen sus espaldas bien cubiertas le quieren dar consejos. Lo que pretenden, en definitiva, con sus hilarantes argumentos es salvaguardar sus acogedores paraísos: los divinos y los fiscales.