Antaño, en esta época de relax total, los casados se quedaban viudos por quincenas o mes completo. Sus parejas se iban a las segundas viviendas ( familiares ) padres/suegros. Lo de los Hoteles es una moda reciente. Como mucho una pensión o una casa de alquiler.
Era donde los "Rodríguez" eran los putos amos. Lastima que en aquellos pretéritos tiempos no existía el "móvil" sino que las citas se hacían en paralelo. Pero fue una etapa maravillosa que viví de cerca ya que me tocó acompañar a unos cuantos "viudos temporales" y compartir sus desenfrenadas noches locas. Eso si, siempre lo que veas... "no se lo digas a nadie".
Era como una consigna propia de la mafia. Sino para otros veranos quedabas fuera de juego. Y para mi, aquello que un día habían prometido ante el altar lo de "fieles hasta que el destino nos separe" se me antojaba como algo liviano y pasajero. Tenia su morbo.
Disfrutaba tanto o mas que ellos. Teníamos una ruta jacobea marcada a fuego. Iniciábamos nuestro peregrinar en "Abantos", luego "Santa Cristina". Cerca de las diez de la noche, "Trafalgar" dónde parecía que estábamos en casa, rodeados de sofás.
Pasadas las doce ya nos esperaba el "Corner´s", dónde Tino con su gracia natural nos endulzaba la velada hasta casi el cierre - sobre las tres de la madrugada - algunas noches unos taxis nos venían a recoger y nos íbamos hasta el "Miguel" aquí además de las copas la guitarra y las canciones eran el mejor aperitivo.
Ahora, todo aquello con esta moda tan mezquina de la crisis parece como algo que nunca existió y fue tan real y hermoso que da gusto retroceder para contar lo vivido. Aquellos "Rodríguez" pululan aún y pongo un poco de mi memoria para no enterrar las noches que no tenían fin.
Hoy, están totalmente controlados. Los celulares los tienen maniatados. Solo les queda la tregua de contestar al día siguiente... me quedé sin batería. Si cuela...va ser que no.