De un día para otro un nombre, un pueblo, una curva, quedará presente en la memoria de los españoles, no sólo de los gallegos, y todo debido a sucesos que uno quisiera que no hubieran ocurrido, pero el 24 de Julio, víspera de la Fiesta del Apóstol, a las 20:40 horas un tren Albia, que transportaba a 218 pasajeros, había escogido que A Granderia, en el pequeño pueblecito de Angrois, se convirtiera en tumba de 78 personas y desesperación del resto de los pasajeros, especialmente de los 81 que aún permanecen ingresos, de los que 31 están en situación crítica. Esta es la cruel realidad, independientemente de los motivos o causas que hayan originado la tragedia.
A partir de este momento los vecinos de Angrois saben que el nombre de su aldea será recuerdo de muerte, de tragedia, de llanto, y figurará dentro de las Anales de Tragedias de los ferrocarriles españoles, en el apartado de accidentes de trenes de alta velocidad. Seguro que hubieran preferido que su pueblo fuera conocido como cuna de algún artista o deportista famoso, como lo es Tuilla, por David Villa, Lugo de Llanera por Santi Cazorla, Limanes por el Tarangu u Oviedo por Fernando Alonso…pero la Muerte, sin dar opción a treguas, negociación o canje, esperaba a sus víctimas en Angrois, en la curva A Grandeira.
Ocurrida la tragedia, la imagen que nos han traslado los vecinos de la localidad es difícilmente superable, pues cada uno de los casi 300 vecinos del pueblo hizo de bombero, enfermero, sicólogo y con una entrega titánica llevaron auxilio, ayuda, tranquilidad, esperanza a quienes habitaban en los vagones del miedo, del terror, de la muerte. Hicieron lo posible y lo imposible para mitigar el horror y todo sin medir riesgos ni cautelas, ante la presencia de vagones que se convertían en fuego, en humo, en explosión, en muerte.
Los vecinos de Angrois nos han dado un ejemplo de tanta altura humana, de tanta solidaridad, de tanta entrega en pro de los accidentados, heridos, desconsolados, que en momentos tan dolorosos como los que vivimos, de un luto generalizado en Galicia y España, me han hecho comprender que son un gran pueblo que han escrito una de las páginas más humanas e impresionantes de la historia de Galicia, de España, y es que ante la desmesura del dolor humano, ante la lógica desesperación de todo accidentado, han puesto todos los medios disponibles que tenían, incluida la imaginación, para llevar socorro, ayuda, alivio, comprensión y esta es la parte que quiero destacar en un día como hoy, donde el pánico de lo vivido aún invade nuestra mente y donde nuestra lógica humana balbucea la típica pregunta de : ¿Por qué?
P.D Vuestra conducta ha generado ríos de solidaridad en todas las regiones de España. Véanse las fotos de la prensa.