Nada fácil va a resultarle a Rajoy cosechar algún éxito en su próxima comparecencia en el Senado, como tampoco lo será el intentar convencer a un auditorio, crispado por las circunstancias, a través del razonamiento y evitar que los oyentes no permanezcan indiferentes ante su exposición. Para lograrlo y como condición indispensable, su mensaje, solo podrá contener aplastantes verdades. Si el objetivo consiste en persuadir a la oposición y al conjunto de los españoles, deberá demostrar un profundo conocimiento sobre la realidad de lo ocurrido, y exponerlo de tal forma que no suscite dudas interpretativas….
Aún así, el enfoque con que al parecer el Gobierno pretende disfrazar la comparecencia de Rajoy, nunca por propia iniciativa como alegan, consistente en “informar sobre la situación económica y política de España”, es sencillamente un ridículo empeño que sería interpretado como una tomadura de pelo a todos los españoles. Si Rajoy cae en tal celada, lo único que conseguiría sería incrementar la desafección de sus propios militantes y votantes, cuya cifra continua descendiendo de forma alarmante.
La oposición en particular y la sociedad en general lo que demandan es un pleno dedicado a la presunta financiación ilegal del PP, sobresueldos en negro y el desmesurado enriquecimiento de Barcenas, todo lo demás, en este caso concreto se interpretaría como un equivocado intento de desvirtuar el motivo de la convocatoria, solicitada por todos los grupos de la oposición a la que se ha venido negando el Gobierno apoyándose en su mayoría absoluta.
Si el presidente Rajoy cometiera el error de dedicarse a disertar sobre nuestra situación económica, justificada en parte por la caída de la demanda interna y a contarnos las bondades de las reformas realizadas, todo ello disponiendo de un tiempo ilimitado, solo lograría defraudar todavía más las expectativas existentes, y que en un momento dado le obsequiasen con unos cuantos abucheos, pitos y pateos por parte de las señorías de la oposición. No obstante, el presidente deberá mentalizarse que le harán pasar un amargo verano, en función de la artillería almacenada por el ex tesorero durante los casi 30 años de permanencia en el partido y que irá suministrando a los medios en adecuadas dosis
Fijar la convocatoria el 1º de agosto, cuando son millones de españoles los que inician sus vacaciones, induce a sospechar que lo pretendido es restar audiencia y atención al mencionado pleno como se ha publicado en algún medio. En cuanto Rajoy sea sorprendido en el primer renuncio en una réplica, se habrá caído con todo el equipo por mucho que los palmeros peperos se partan las manos aplaudiendo las intervenciones de su jefe.
Para los socialistas, la intención del presidente pasará por ocultar descaradamente todo lo que pueda y no reconocer absolutamente nada y en último caso y como siempre, apelar a lo que dicten los tribunales porque contrarrestar las acusaciones con la salida del túnel y los buenos datos de la EPA, no van a ser suficientes, con el agravante de que no cuentan con ningún partido a su favor, incluidos muchos cientos de miles de españoles que han mostrado su total desacuerdo con el silencio gubernamental a pesar de la insistencia demostrada por todos los restantes grupos políticos. Prueba evidente de ello ha sido los resultados de la última encuesta realizada por Sigma Dos para el Diario El Mundo.
En base a lo anterior, da la sensación que los populares no están tomando conciencia, o no se la quieren otorgar, a la gran trascendencia que está teniendo en España el “Caso Barcenas” con todos sus flecos, ni tampoco contemplando el gran poder de comunicación e influencia de las tertulias de debate en radio y TV, a las cuales deberían evitar el enviar al pobre Floriano. Lo pasa fatal y hace un papelón en la mayoría de los casos. Enfrentarlo a ciertos avezados periodistas constituye una temeridad, ante los cuales se bloquea y en cuanto se desvía de su guión, carece de recursos dialécticos para salir airoso del enredo.
Posiblemente, todos los grupos aludirán en sus parlamentos al intercambio de SMS entre Barcenas y Rajoy, que si no fuera por el vocabulario que utilizan para intercambiar intimidades y cuitas, podrían haber pasado desapercibidos. Solo un lenguaje tan sumamente íntimo, delata que se trata de una comunicación entre dos personas que mantienen unos lazos de confianza y amistad entrañables. Muy pocos serán los directivos del PP que tengan acceso directo para comunicarse con el presidente vía SMS con tal grado de intimidad, lo que induce a pensar, por el contenido de los mismos, el descarado proteccionismo de Rajoy hacia el ex tesorero Barcenas, conocedor de sus cuentas en Suiza, que presuntamente puedan obedecer a favores e intereses comunes mucho más profundos de los conocidos hasta el momento. Todo ello al margen del daño y desprestigio que el mencionado caso está originando dentro y fuera de España. Cueste lo que cueste, hay que superar esta situación cuanto antes por el bien de la Nación y de todos sus ciudadanos.