Estoy seguro que el buen comunicólogo e influyente empresario que es Lalo Azcona no esperaba encontrar tan mal la situación de la Universidad de Oviedo cuando aceptó a propuesta del presidente del Principado Javier Fernández la presidencia del Consejo Social. Dicho organismo se reunió ayer en Oviedo y al término de la misma el rector Vicente Gotor, acompañado de la gerenta Marta González Prieto, habló para los medios informativos. Su frase tremenda fue reconocer que hay noches en las que no duerme por la preocupación que tiene por el futuro a corto plazo de la principal institución docente que él preside en un segundo y último mandato.
Tal es el miedo a no llegar a final de año que ha decidido con la aprobación del Consejo Social recortar en 2, 3 millones los gastos previstos lo que incidirá negativamente en el número de becas, de gastos generales como calefacción o luz -no podrá celebrarse ninguna clase más tarde de las 20,00 horas-, no podrá existir equipo universitario federado cuyos gastos no estén cubiertos por un patrocinador, recortes en la investigación, etc.
La verdad es que tengo la sensación -yo que soy funcionario por oposición de la institución, actualmente en excedencia- de que nuestra universidad ha ido para atrás como el cangrejo. Basta con detenernos en el detalle que de 1998 a hoy ha pérdido del orden de los 20.000 alumnos, casi el cincuenta por ciento del total que tenía dicho año.
No me extraña por tanto la cara de tristeza y precupación que observo en el rector cuando me lo tropiezo por el barrio. Está, como digo, en su segundo y último mandato, y solo su sentido del deber y amor a la institución le impiden dimitir, que ganas no le faltan. Incluso ya ha saltado a la luz pública un candidato de su línea a las próximas elecciones al rectorado, el ex decano de la Facultad de Psicología José Muñiz. Seguro que esta candidatura de carácter conservador tendrá como oponente alguna otra de carácter progresista. Seguro que una de ellas estará encabezada por el profesoer de la Facultad de Derecho Ignacio Villaverde, cuyo futuro político a lo mejor pasa por ser en su momento candidato del PSOE a la alcaldía de Gijón.
Vicente Gotor siempre defiende las buenas relaciones que mantiene con el Principado, de quien depende la Universidad asturiana, y en concreto con la consejera de Cultura y Educación Ana González. Lo que no veo claro es por qué la Administración autonómica no es más generosa, presupuestariamente hablando, con nuestra principal institución docente mientras que ignora o no acaba de meter la suficiente tijera en otros organismos públicos de mucha menor importancia social.
No es la primera vez que escribo sobre la gran ocasión pérdida a raíz de la muerte de Franco de haber mantenido la Universidad de Oviedo y León, lo que además pudo haber sido la primera piedra de una autonomía Asturias/León que mejor nos hubiera ido a ambos; sin embargo, apenas se cumplieron los primeros meses de la democracia la universidad astur leonesa se rompío, yendo cada uno por su lado, siendo los de León, la verdad sea dicha, los principales culpables, aspirando como así fue a tener una universidad propia e independiente.
La verdad es que no solo el Principado, la sociedad en general, parece no tener la suficiente sensibilidad hacia nuestra principal institución docente. La crisis es cierto que afecta a casi todos, especialmente a los trabajadores y al mundo de la empresa, y repercute también en la universidad. Alguna gran empresa como HC, Arcelor, TSK, Duro Felguera, HUNOSA, Banco SabadellHerrero y poco más, apoyan con un importante número de becas para postgraduados, pero no es suficiente. El tipo medio del asturiano que emigra es el de un joven con carrera universitaria, incapaz de lograr trabajo en nuestra tierra. Tremenda sangría para la sociedad asturiana y que tiene pinta de no parar a corto plato. La “Uni”, ¿Triste y sola?. Por supuesto, por lo que no me sorprende el insomnio que sufre su principal autoridad.