El director del diario El Mundo, Pedro J Ramírez, siempre tuvo vocación Watergate. Esta se resume, como es bien sabido, en derrocar a un presidente del Gobierno por medio de la prensa, tal como le ocurriera a Richard Nixon con el escándalo del mismo nombre a principios de los setenta del pasado siglo. Por aquellas fechas cursaría don Pedro sus estudios de Periodismo en la Universidad de Navarra, del Opus Dei, y es muy posible que como alumno pundonoroso y soñador centrara su horizonte en protagonizar algún día un episodio tan significativo sobre la influencia del llamado Cuarto Poder.
Ha tenido que esperar unos decenios para que se le brinde esa oportunidad, pero Ramírez está a punto de lograr su objetivo, centrado en la figura de Mariano Rajoy, y teniendo como aliado al presunto delincuente Luis Bárcenas y a su abogado defensor, Javier Gómez de Liaño, con el que Pedro J mantiene muy buenas migas. Para ello ha publicado en su diario, con bien estudiado y graduado cálculo de expectativas y repercusiones, la supuesta contabilidad original del extesorero del Partido Popular, los mensajes confidenciales intercambiados entre Rajoy y Bárcenas hasta hace pocos meses y, finalmente, los sobresueldos recibidos por el actual presidente del PP y su secretaria general.
¿Qué vendrá luego? No lo sabemos, pero es muy probable que el director del citado rotativo todavía mantenga capítulos de sumo interés por entregar, consciente del valor informativo de los mismos y del crescendo que toda información por capítulos ha de mantener para que su interés no decaiga e, includo, se incremente. Con toda seguridad, y como ha ocurrido hasta ahora, el nombre o las iniciales JM correspondientes a José María Aznar no van a aparecer mentados en esa documentación, como no han aparecido en la contabilidad supuestamente original de Bárcenas publicada por El Mundo, ni en la responsabilidad que le compete al señor Aznar, como presidente del Partido Popular, en el periodo en que abundaron los sobres de dinero negro por la sede del PP.
En relación con esto, si el silencio de Rajoy es notable por lo que otorga, el de José María Aznar es clamoroso por lo que pudiera significar. Refugiado en su residencia estival de Marbella, quien dispuso a dedo que don Mariano fuera su sucesor se dedica a correr por las riberas del Guadalmina, a la espera tal vez de que su amigo Pedro J haga realidad el sueño de sus años de estudiante de Periodismo y se cumpla asimismo la peligrosa vocación redentora que don José María aviva en su fuero interno y no ha disimulado en la última entrevista difundida a través de Antena 3 TV. Ya saben, si España me llama...Todo sabemos el juego que esa clase de tipos que se creen España dieron y puede seguir dando en nuestra historia.