Verse las caras en los Tribunales

El Juzgado de lo Mercantil nº 3 de Gijón acaba de dictar una interesante sentencia poniendo las cosas en su lugar en lo que se refiere al pago de derechos de autor por parte de un establecimiento hotelero a la Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales (AGEDI) y Artistas, Interpretes o Ejecutantes, Sociedad de Gestión de España (AIE). AGEDI, que es como la Sociedad General de Autores y otras ocho entidades dedicadas en España a cobrar los derechos de la propiedad intelectual, pretendía que el complejo hotelero Zen Balagares les abonase 4.706,07 euros por el periodo comprendido entre abril del 2009 y noviembre del 2012. El argumento del abogado de la empresa demandada, el letrado Daniel Gómez Peláez, uno de los principales expertos en esta materia de Asturias y hasta hace unas fechas abogado de la Asociación de Hostelería del Principado de Asturias, se opuso en base a que las tarifas aplicadas por AGEDI y por AIE no eran equitativas pues no se tuvo en cuenta, a parte del aforo del establecimiento, ni el uso efectivo del repertorio, ni tampoco la ocupación efectiva del propio establecimiento. Zen Balagares entendió que el importe que le correspondía pagar por el concepto de propiedad intelectual en el periodo reclamado era solo de 1.201,90 euros como así falló el magistrado.

 

El sector de la hostelería, que como es obvio, no pasa por su mejor momento por la crisis, aumento de costes -energía eléctrica, alcohol, etc.-, disminución del turismo como consecuencia de la falta de promoción de nuestra comunidad, etc. se defiende como no podía ser menos,  bien colectivamente bien individualmente, contra lo que considera ataques al mismo. Me comentan también que ha salido otra sentencia sobre la percepción de salario durante la baja por enfermedad que da un palo a los sindicatos en favor de las empresas, en este caso del hotel de la Reconquista. Aunque pese a todo aún se inaugura algún que otro establecimiento lo cierto es que en los últimos tres años el descenso de empresas hosteleras, en su mayoría autónomos, es importante, no llegando ya a 4.000 las que hay en nuestra comunidad autónoma.

 

Son muchos los frentes que se abren en los tribunales y pocos se salvan de ellos, ahí está el caso de la Unión General de Trabajadores y de su veterano secretario regional Justo Braga, condenado por acoso laboral a Carlos Suárez, presidente del comité de empresa de dicho sindicato. El organismo IFES (Instituto de Formación y Estudios Sociales), es una fundación benéfico docente para cursos de formación dependiente de la UGT, y ahora está demandada por la periodista ovetense Ana Gómis, despedida sin más tras 25 años como encargada de los cursos en Asturias. IFES es una organización que a nivel estatal tiene la UGT para realizar cursos de formación con el apoyo de sustanciosas subvenciones oficiales y que al disminuir las mismas ha tenido que apretarse el cinturón acogiéndose, vaya por Dios, a la reforma laboral del gobierno de Mariano Rajoy que tanto critican estos sindicalistas. Se da la circunstancia además que Ana Gomis, quien inició su carrera profesional como periodista en La Voz de Asturias antes de ser fichada por la UGT para temas de formación, en los que ha estado media vida con muy buen cartel, era la delegada de personal en IFES Asturias en el momento en que de manos del máximo responsable en el Principado de esta fundación Andrés de Diós recibió la carta de despido estando pendiente, por tanto, que se vea la demanda de Ana Gomis por despido nulo o improcedente en próximas fechas.

 

La verdad es que la crisis y la pérdida del estado del bienestar con los millones de parados que tenemos en este país hace que muchas instituciones y organismos estén siendo colocados en sus verdaderos puestos en nuestra doliente sociedad. Soy de los convencidos de que una sociedad fuerte y democrática necesita de sindicatos auténticos y efectivos pero lamentablemente los más importantes se han adocenado convirtiéndose en funcionarios oficiosos, profesionalizando de facto los cargos y perdiendo la garra reivindicativa y contestataria que tenían en los primeros años de nuestra aún joven democracia. Una pena.



Dejar un comentario

captcha