Salir de la tormenta con vigor renovado

El próximo sábado en Gijón la principal patronal de transporte de mercancías por carretera, ASETRA que preside Ovidio de la Roza, celebrará un año más la festividad de su patrono San Cristóbal. Como es tradicional con motivo de esta efeméride ASETRA publica una revista sobre el sector en la que en esta ocasión informa sobre los empresarios del mismo que serán distinguidos en la fiesta que se celebrará en el Llagar de Castiello. En esta ocasión serán Emilio Sidera, subdirector general de Ordenación y Normativa de Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento -”Mi época en Asturias estuvo marcada por un trabajo ímprobo, pero lleno de esperanza,con muchas realizaciones, horas de diálogo y acercamiento con las asociaciones del sector“-; Manuel Cosmen Adelaida, presidente de ENCOSA -”En estos momentos el transporte está viviendo el periodo más largo y difícil de su historia”- e Ignacio Viejo, empresario -”En los años 60 transportábamos madera, carbón o mineral, todo valía para hacer unas horas más y ganar algún duro”-.

Como ocurre cada año debo agradecer al presidente de ASETRA Ovidio de la Roza que me permita publicar un artículo en la revista. Este es el que en esta ocasión se me ha ocurrido:

Me llega el momento, un año más, ¿Y van?, de escribir una colaboración en la revista de la patronal del transporte ASETRA con motivo de la festividad de San Cristóbal, el patrono de estos esforzados trabajadores/empresarios de un sector que es vital para nuestra sociedad pero al que casi nunca se le valora en la medida que merece y que es grande.

Este julio de 2013 llega en un momento dificil para Asturias. Y no solo para nuestra comunidad autónoma; lo es también para España y para la Unión Europea y nos está llevando a cifras escalofriantes de desempleo, especialmente en el sector juvenil que en el caso del Principado hay zonas, como las comarcas mineras del centro, que supera ya el cincuenta por ciento.

Uno ya es mayor y siempre digo que me hago viejo jugando sin suerte a la Primitiva pero muchos jóvenes se están haciendo también mayores buscando un empleo que, Dios no lo quiera, a lo mejor jamás encontrarán a lo largo de su vida.

Todos, los que constituyen las tres patas representativas básicas de nuestra sociedad –Administraciones, patronal y sindicatos-, no dejan de hacer manifestaciones, especialmente los políticos, apostando por poner en práctica medidas tendentes a crear empleo aunque hasta el momento sin éxito, anuladas en su mayor parte por las medidas restrictivas que la Unión Europea impone a nuestra economía para que el euro no se venga abajo y con él las sociedades del viejo continente, aprisionado como está por la que continúa siendo fuerza motora mundial, los Estados Unidos, y los países emergentes de Asía con China y la India a la cabeza.

En Asturias lo tenemos peor que otras regiones de España. Geográficamente somos fondo de saco, poca población –apenas superamos el millón de habitantes en nuestros 10.000 kilómetros cuadrados-, y encima lo que durante más de un siglo fue sector cautivo –el carbón y el acero- se han venido abajo con su consiguiente incidencia negativa en un sector como el que nos ocupa, el transporte.

En los últimos treinta años las distintas administraciones, fundamemtalmente la central, pusieron en marcha proyectos para romper las barreras físicas del Principado y con infraestructuras modernas relanzar nuestra tierra. Vano intento hasta el momento. Tanto la construcción de la llamada autovía del Cantábrico como la nueva variante ferroviaria con la meseta han sido, y son, un triste ejemplo de falta de eficacia. En la ferroviaria, por ejemplo, se llevan invertidos más de 3.000 millones de euros y no se sabe ni cuando llegará a Pola de Lena, que no a Oviedo ni a Gijón, un tren de alta velocidad. Respecto a la autovía del Cantábrico el tramo final en el oriente asturiano, el que nos conecta con Cantábria, continúa en obras. Seguro que es el más antiguo de España en este estado de obra inconclusa.

No son los únicos retos pendientes. Ahí tenemos al puerto de El Musel en cuya ampliación, hasta el momento muy desaprovechada, se ha empleado una millonada quizás aún no finalizada ya que la UTE de empresas que lo ha construido ha demandado a la propiedad –Estado y Principado- por más de 200 millones de euros en base a certificaciones de obra que afirman haber realizado y no cobrado. Queda también por resolver el problema de los accesos al polígono de La Zalia, magníficamente situado junto al puerto, y cuyo futuro fue muy bien visto en su momento por el presidente de ASETRA Ovidio de la Roza quien apostó por el mismo adquiriendo para esta patronal una parcela. También es motivo de preocupación el polígono de Bobes, en Siero, pegado a la autovía, con un millón de metros cuadrados y las obras de urbanización paralizadas.

Nuestro gobierno regional y los sindicatos vienen intentando evitar la desaparición de la minería asturiana. Una empresa como HUNOSA apenas tiene ya 1.700 trabajadores en plantilla y solo seis pozos en funcionamiento. La minería privada en el suroccidente asturiano está en manos del grupo Alonso enfrentado al gobierno central del Partido Popular por el cobro de subvenciones lo que lleva a su polémico empresario, Victorino Alonso, a ir echando el pestillo a la mayoría de sus explotaciones. Al final, no nos engañemos, la minería asturiana lleva muriendo hace años. Desde los tiempos del régimen de Franco. Ni éste, ni UCD, ni el PSOE, ni el PP –los tres partidos que han gobernado España en democracia-, han hecho algo por evitar el cierre de minas. Solo han ofrecido a sus trabajadores buenas condiciones de salida lo que ha convertido a nuestra comunidad autónoma en la de más pre jubilados y jubilados el país. Los planes de reactivación industrial, los fondos mineros de compensación a las cuencas, etc. han resultado un fracaso y el tiempo para aplicar correctamente los mismos se nos ha acabado.

Para colmo de las desgracias en abril pasado estalló una importante crisis en el seno de la Federación Asturiana de Empresarios al cuestionar varios importantes la continuidad de su presidente Severino García Vigón al frente de la misma. Aunque ahora la situación parece reconducida, aunque me temo que no superada, por estos temas de luchas intestinas la patronal asturiana lleva paralizada un trimestre en unos momentos en que junto con el gobierno autonómico y los sindicatos debería relanzarse la concertación además de aplicar un frente común de presión al gobierno de Mariano Rajoy para que éste tenga en cuenta nuestras necesidades y reactive la economía asturiana.

Desde luego en momento alguno he perdido mi fe en Asturias y sus posibilidades pero soy consciente de que España es ahora, en la práctica, un país federal y el que la coja –me refiero a las autonomías- para él, lo que nos coloca en una mala posición dado nuestro poco peso en el concierto nacional.

En fin, estas reflexiones preocupantes no deben ser excusa para no desear un año más a la gran familia del transporte una feliz fiesta y el deseo de que no solo levantemos cuanto antes cabeza si no también apostemos por el futuro. No será fácil, lo sé, pero a lo largo de la historia hemos capeado otras tormentas saliendo de ellas con vigor renovado. Que así sea.

 

 



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