El juez Angel Sorando ha terminado la instrucción sobre las corruptelas en la Administración autonómica en época de Vicente Alvarez Areces, en la Universidad y en algunos ayuntamientos, quedando visto para juicio que tendrá lugar el próximo mes de septiembre. Por su parte también terminaron las comparecencias en la Junta General del Principado sobre el mismo tema, el caso “Marea”, quedando ahora a la espera de conclusiones y de si se denuncian responsabilidades políticas por ello aunque al portavoz socialista Fernando Lastra, cada vez con cara de más asustado, no le parezca bien. De este lamentable asunto sorprende también que ningún medio de comunicación nacional se ocupe del mismo y es que ni para bien ni para mal Asturias es noticia -salvo que se produzca alguna tragedia-. Me alegro que la ex consejera Ana Migoya haya quedado exculpada. Siempre la tuve por buena neña y no solo la desaparición de la Administración autonómica de su mentor el hoy senador Vicente Alvarez Areces -también desaparecido en combate- si no también el coste sufrido por los desmanes administrativos en su consejería han acabado con su prometedora carrera política. Hubiera sido, estoy seguro, una buena diputada o senadora. Bueno, joven como es a buen seguro que le vendrán mejores tiempos políticos.
En el comedero asturiano queda aún el tema de la primera etapa del centro cultural Niemeyer cuya comisión investigadora en el parlamento regional parece retrasarse al otoño. Ni que fuera Bankia. Lo cierto es que sin tanto bombo ni platillo el Niemeyer viene ahora funcionando bien y en Avilés se sienten a gusto con la programación cuyo pico este verano puede ser un concierto del acartonado Julio Iglesias. Un amigo me cuenta que conoce en Oviedo aun marino mercante, casado con una marroquí, quien en su larga e intensa vida profesional estuvo una temporada hace años como patrón del yate del cantante en Miami, contratado a través de una empresa de Madrid. Por lo visto la mansión del cantante era como el camarote de los hermanos Marx y en cierta ocasión que el capitán del yate estaba comiendo en la cocina entró Julio Iglesias y al no levantarse para saludarle el cantante le armó un pollo, cosa fina, hasta el punto que casi le despide. Como para escribir un libro.
Mañana, en el auditorio Príncipe Felipe, asamblea del accionistas del Real Oviedo. Se nombrarán dos nuevos consejeros. Conozco mucho al bueno de Fierros que se inició conmigo en los buenos tiempos de La Voz de Asturias y que junto con Pepete y Alfonsín, que en paz estén, formó un trío experto en fútbol regional de primera división. El Real Oviedo, tras cuatro años de dar bandazos, necesita no solo subir a segunda A, por supuesto, si no que de manera inmediata su accionista de referencia, el grupo CARSO de Carlos Slim, aporte liquidez y ponga el huevo y a ver de que tamaño. Una vez tenga la grava en el cajón Toni Fidalgo y el nuevo consejo han de configurar un equipo de futuro, no a base de retales de clubes distantes como viene ocurriendo hasta ahora. Desde hace varias temporadas el grueso de la plantilla es ave de paso y así no se va a ninguna parte. Al Real Oviedo le hace falta más savia asturiana en sus filas. Para mariachis ya tenemos bastante con los mexicanos.
El concejal de Cultura y Deportes del ayuntamiento de Oviedo Jorge Menéndez Vallina me puntualiza, y así lo recojo, que el pasado domingo sí estuvo en el campo del San Gregorio junto al rector Vicente Gotor viendo el partido entre el Uni y la Leonesa. Lo cierto es que este concejal es tan discreto que a veces se pasa pero me consta que su labor, callada, es efectiva, de lo que me alegro como ovetense que soy. Además de Menéndez Vallina también asistieron al encuentro el director regional de Deportes, Ramón Tuero, uno de los spontinguistas que mejor me cae, así como el presidente de la Federación Asturiana de Fútbol Maxi Martínez que es azulón, menos mal.