El ingreso de Bárcenas en la cárcel

Craso error el de Rajoy al considerar que el caso Bárcenas está cansando a la opinión pública e igualmente se equivoca al opinar que el daño causado al PP ya no irá a más. De lo que verdaderamente está asqueada y aburrida la opinión pública es de la sarta de mentiras, robos, abusos, cohechos, extorsiones, blanqueos, malversaciones, estafas y latrocinios cometidos por una tropa de indeseables.

     El ingreso en prisión del ex gerente, tesorero y senador del PP, causará efectos muy dispares en función de la particular situación y comportamientos de cada uno de sus dirigentes. Para los que gozan de sana conciencia e impecable trayectoria, el encarcelamiento de Barcenas decretado por el juez Ruz ha constituido todo un acierto por el desprestigio causado a su antigua formación política, al margen de sus posibles actos delictivos. Para otros, a los que no les interesa lo más mínimo las maldades ni el ilícito enriquecimiento del antiguo tesorero, si al verse privado de libertad le da por hacer pública  la presunta e irregular financiación del partido y el pago de  sobre-sueldos con los consiguientes “recibí”, de los preceptores, dicho colectivo lo pasará muy mal en caso de no poder justificarlo debidamente al no figurar en nómina y con las consiguientes deducciones de IRPF y S. Social. Conviene recordar que Barcenas, en previsión de desavenencias o complicaciones financieras, hace un año depositó en una notaria  varios documentos cuyo contenido se desconoce, pero que fácilmente se puede colegir sean altamente comprometedores.

     En función de lo anterior, un ministro del actual Gobierno, manifestó el pasado jueves 28 de junio,  “hemos cruzado la línea roja”, dando a entender que a partir de ahora puede ocurrir de todo. Considerando que el reo no abandonará el presidio del Soto del Real con la misma premura que el ex banquero Blesa, puede ordenar al fedatario público que entregue a algún medio de comunicación parte de la documentación custodiada. Barcenas, como ha demostrado en ocasiones anteriores, es un personaje totalmente imprevisible. Otra hipótesis  es que ya esté tramando con sus asesores y abogados la estrategia a seguir sobre el como, cuando y a través de quien comeenzará a soltar su dinamita informativa. Parte de denuncias, a nivel juríco pueden haber prescrito, pero los juicios políticos mantienen su vigencia siempre y con 20 años al servicios del PP, puede atesorar la intemerata.

     Decir por parte del Partido Popular que se respetará la justicia y no decir nada, viene a ser la misma cosa, repetición de la manida muletilla de siempre para salir del compromiso, pero que en este caso no va a servir ya que a la sociedad española le asiste todo el derecho a conocer la verdad sobre todo lo ocurrido.

     Desde la publicación en el País de los llamados “papeles de Barcenas” la cúpula del PP, en su desafortunado afán de contrarrestas las informaciones, decidieron celebrar múltiples ruedas de prensa, intentando transmitir la legalidad y solvencia de la contabilidad del partido pero con efecto totalmente negativo; a mayor insistencia menor credibilidad e incremento de la desconfianza. Tal resultado ha propiciado que en esta ocasión, la dirección de Génova haya cursado instrucciones de no efectuar declaraciones sobre el ingreso del citado Barcenas en la cárcel, más en la línea arriolana de guardar silencio y dejar que el tiempo, una vez más,  se encargue de solucionar la papeleta por agotamiento.

     Los dirigentes del PP en general se han adherido a las manifestaciones de la presidenta del País Vasco, Arantza Quiroga, definiendo el caso Barcenas “como algo vomitivo porque a todos nos da asco”. Quizá no piensen lo mismo aquellos que, presuntamente, en algún momento recibieron  ayuda económica en sobres marrón, cuyas cuantías  no figuraron nunca en sus respectivas declaraciones de renta. De cualquier forma, criticar e insultar en grupo resulta muy solidario y a nada compromete.

     Por parte de Rajoy, aparentemente,  continúa manteniendo una actitud de absoluta tranquilidad, aclarando que las posibles deshonestidades del ex tesorero, no le afectan a él ni a ninguno de los miembros de su equipo. La postura de firmeza y cerrada defensa de los suyos es altamente elogiable, toda vez que si faltase a la verdad, supondría el final de su carrera política, algo no contemplado por su su acrisolada honradez.

      En función de  la complejidad sobre lo que está sucediendo, ya comienzan a circular otras corrientes de opinión, insinuando si efectivamente es Luis Barcenas el protagonista único de este tinglado o ha actuado en compañía de terceros, o bien si su rol  es el director de la representación o simple chuti de la misma y el número de corruptos sea superior y de mayor alcurnia económica. Otros, más moderados, no descartan que las  consignas partan de  instancias tendentes a mantener el sistema tal como está y seguir disfrutando de lo que tienen. Quizá los tropiezos y fallos de la trama se están acumulando y sobrepasan lo planeado porque los secretos colectivos no existen...

     Nuestro problema, de hondo calado y creciente degeneración,  no se soluciona metiendo en la trena a unos cuantos golfos mediáticos, ambiciosos y encima prepotentes, de los que no se conforman con llevárselo crudo, sino que necesitan el reconocimiento de los demás, comprando palacios o presumiendo de sus habilidades bursátiles. La pléyade de amigos de lo ajeno se cuentan por miles, pero la mayoría de ellos son mucho más prudentes a la hora de meter la mano en el cajón y esos son más peligrosos.  La sinvergonzonería está adquiriendo una dimensión muy superior a la conocida hasta el momento, cuyas consecuencias políticas romperían todos los moldes. Lo desmoralizante es que  nos encontramos inmersos en nuevos pozos de corrupción con el consiguiente desprestigio exterior, que tal como estamos comprobando, en nada nos favorece sino todo lo contrario.

 



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