El próximo miércoles es la fecha en la que se cumple el plazo dado por el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios Severino García Vigón para anunciar a la junta directiva -unos 140 miembros- su decisión, esto es, si se queda o si se va, como así le pidió hace fechas parte del comité directivo formando por algunos pesos pesados de la organización. La reunión que tendrá lugar en el salón de la Cámara de Comercio, de la que también es presidente, ha levantado gran expectación en medios políticos, empresariales y sindicales de Asturias. Los problemas económicos en alguna de sus empresas hicieron que la fiscalía le investigase por falta de pago del IVA lo que desató la crisis; sin embargo, hace unos días, Severino García Vigón se puso al día con sus deudas tributarias y el lunes, con motivo de la asamblea anual de la Asociación de Hostelería del Principado que preside José Luis Alvarez Almeida, empresario hostelero que ha retomado de nuevo la responsabilidad del complejo de restauración Latores, el presidente de FADE recibirá la medalla de oro de la misma.
La verdad es que este economista de la cuenca del Nalón, de La Hueria de Carrocera, para ser más concreto, no merece salir de FADE por la puerta de atrás después de casi 20 años al frente de la patronal por elección de los empresarios. Según sondeos realizados por los medios de comunicación García Vigón continúa teniendo muchos apoyos, especialmente de las pequeñas y medianas asociaciones, para que continúe y hay que tener en cuenta que una pequeña tiene un voto, lo mismo que DF o HC, por citar. Si decide continuar tampoco lo tendrá fácil con una FADE en la que ya se ha abierto una brecha por esta crisis sin duda nada bien gestionada. Incluso el actual y eficaz secretario Alberto González mantiene en los últimos tiempos una relación tensa con el presidente y pesos pesados de la patronal achacan a García Vigón ser excesivamente blando con el poder y con los sindicatos, pero no hay que olvidar que su tendencia al diálogo ha hecho que la concertación en los últimos años en Asturias sea una realidad lo que siempre es positivo máxime cuando la crisis golpea una sociedad de un millón de habitantes con más de cien mil parados.
Muchos de los pesos pesados quieren cambiar el modelo de la presidencia de FADE de tal forma que sea un destacado empresario sin sueldo -el actual gana 6.000 euros al mes- y con carácter representativo mientras se reforzaría la figura del secretario dándole más atribuciones y convirtiéndolo, por tanto, en ejecutivo de la patronal. Veremos en que queda todo.
Con crisis o sin crisis la pasión azul desborda ilusión y empuje y varios miles de oviedistas se van a Albacete para ver mañana ganar al equipo carbayón y pasar la primera fase del ascenso a segunda A. Lo siento por Andrés Iniesta, propietario del mismo. Lo mismo deseo al Caudal de Mieres en Cartagena, con alcaldesa asturiana, y propiedad de aquel Paco Gómez que quiso hacerse el amo del club ovetense y que todavía debe de continuar siendo accionista minoritario del mismo. Yo me quedaré en Oviedo guardando el fuerte y yendo a mediodía a ver en el campo del San Gregorio al Universitario contra el Atlético Malagueño en la liga de ascenso a la segunda B. Allí empataron a doses o sea que lo tienen fácil. Lo complicado es el futuro inmediato del club de fútbol de la Universidad de Oviedo para el que algunos colectivos piden su desaparición como otro gesto del equipo rectoral para recortar costes. El Uni le cuesta a la universidad asturiana del orden de los cien mil euros al año y si pronto no aparece un esponsor que por lo menos aporte 80.000 euros esa desaparición de la que ya comienza a hablarse podría ser tristemente realidad este verano, ahora que el Universitario ha cumplido cincuenta años de vida y por cuyas alineaciones han pasado destacados jugadores de este deporte. Confiemos en su continuidad.