Mientras en Sevilla una importante crisis con la dimisión del consejero de Gobernación y Justicia del gobierno socialista estallaba como una muestra más del enfrentamiento existente entre el presidente andaluz José Antonio Griñán y el vicepresidente del gobierno de la Nación Manuel Chaves, el líder de la oposición Javier Arenas estaba en Avilés, cogido del brazo del número tres del partido conservador para la Junta General del Principado Joaquín Arístegui. El probablemente futuro presidente de Andalucía daba saltos de contento, eso sí, sin atreverse a visitar el centro cultural Nietmeyer, que eso es terreno acotado por el PSOE, más concretamente por Vicente Alvarez Areces. Pero sin que aún se hayan hecho públicas encuestas sobre los resultados del 22 de mayo, que parece ser tienen en su poder PSOE y PP, y algún que otro medio de comunicación, la dirección nacional del partido conservador decide mandar a Oviedo a uno de sus principales fontaneros, Diego Lora, para hacerse cargo de la dirección de la campaña autonómica cuya candidatura como saben encabeza Isabel Pérez-Espinosa. Este Diego Lora es persona de confianza de Ana Mato, cuyas relaciones con Francisco Alvarez-Cascos siempre fueron muy buenas, y fue el que un tiempo atrás hizo de bombero apagafuegos en Navarra cuando el Partido Popular tuvo que celebrar un congreso extraordinario.
Mi opinión es que en Génova saben que la dirección regional del PP asturiano no tiene en estos momentos empuje alguno con su presidente Ovidio Sánchez absolutamente pasota y una persona fuerte en la sombra, el alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo, que bastante tiene con los frentes abiertos a nivel municipal, sin haber anunciado aún su lista para el ayuntamiento, lista que volverá a encabezar, mientras en Vetusta hay muchos comentarios sobre la posibilidad de que el veterano alcalde de la capital pierda la mayoría absoluta. Ahora tiene tres concejales de ventaja. Así pues Diego Lora, que se incorporará inmediatamente a Oviedo, con despacho en la sede regional en la calle de Manuel Pedregal, no solo tiene la misión de vigorizar la campaña de Isabel Pérez-Espinosa, mejorar las relaciones con los distintos medios de comunicación y hacer que la ilusión retorne a los afiliados del partido para contrarrestar el efecto Alvarez-Cascos, sino que también a la vista de los sondeos deberá tener contactos privados con los responsables de Foro Asturias, incluso con los de IDEAS, para si llegado el caso, una vez pase el 22-M, sea necesario llegar a pactos a fin de que la autonomía asturiana no vuelva a caer en manos de la izquierda, esto es, del PSOE e IU. En cierto modo, creo, esta decisión de Génova enviando a un destacado fontanero a Asturias, a menos de dos meses de las elecciones, prueba que la preocupación por los escaños que pueda obtener Foro Asturias es grande y es que un triunfo de Francisco Alvarez-Cascos, por supuesto no con mayoría absoluta, supondría un bofetón a Mariano Rajoy y a María Dolores de Cospedal, por lo visto los responsables en su momento de que el ex ministro de Fomento no encabezase la lista del PP a la Junta General del Principado.
Sino fuera porque los asturianos nos jugamos muchos en los próximos cuatro años estas situaciones que se están dando -lo de la policía llevando una citación de un juzgado de Madrid a Alvarez-Cascos durante un mitin en Pola de Lena es de traca- esto sería como una de esas zarzuelas que están a punto de representarse en el escenario del Teatro Campoamor.