En el nombre del padre

Hay apellidos que lo dicen todo de tú "pedigree", según el sitio o a clase social a la que perteneces. O así creen algunos. En una ocasión, ya hace años, se me presentó una persona diciendo: "yo soy fulano de tal Argüelles", y seguidamente, sin darme posibilidad a intervenir, me suelta: "de los Argüelles de Oviedo, ¿sabes de quienes te hablo, verdad?".
Era evidente que para mi interlocutor solo el pronunciar "Argüelles" era como una cuestión de importancia y un hecho diferenciador. El se sentía, creo yo, orgulloso de su apellido, pues Argüelles puede haber muchos; pero el Argüelles de su familia, de Oviedo de toda la vida, para él denotaba importancia, clase y arraigo social.
Acaba de publicar el INE (Instituto Nacional de Estadística) los nombres y los apellidos más puestos en España durante los años 2.010 y 2.011. No hay sorpresas, y como es evidente por los años de crisis a los que se refieren, los nombres y los apellidos son también de crisis, nada excesivos. En hombres, José y Antonio; y en mujeres, María y Carmen. En cuanto a los apellidos, los García y los González se llevan la palma.
En Asturias los datos referidos al mismo periodo de tiempo van paralelos, en sobriedad y ahorro, a los nacionales. Los nombres más utilizados para hombres fueron Daniel y Pablo, para las mujeres, Sandra y Daniela; y en la sección de apellidos los Fernández y los García.
En años de crisis no es época propicia para buscar nombres y apellidos rimbombantes para poner a un recién nacido, sonaría como a despilfarro. Tampoco es época propicia para los dados -por vanidad, por buscar distinción, o por complejo- a ir al Registro para hacer unos malabares de juntar y desjuntar o cambiar apellidos para ennoblecer y sacar de la pobreza anímica, de golpe, a sus familias. Eso de juntar dos o tres apellidos (con guión o conjunción por medio), en épocas de burbujas, antes del comienzo de la crisis, ha sido todo un fenómeno social y ha marcado tendencia. Consecuencia de ello, ahora ocurre en algunas familias que unos hermanos -los que dejaron las cosas como estaban- tienen unos apellidos, mientras que los otros -los que ascendieron a la nobleza vía cambio en el Registro- tienen apellidos diferentes..
Yo para ahorrar, también fui de más a menos, Me pusieron el nombre que según el INE más se pone en España. Como mi padre tenía el mismo, pero le llamaban Pepe, a mi como cosa natural -y muy típica en Asturias- siempre me llamaron Pepín; y cuando empezó la crísis, por ahorro y en paralelísmo con los recortes gubernamentales, me quedé en Pin. De apellidos, casi nada, los más normales en Asturias por partida doble.
Precisamente cuando el Argüelles, de los "Argüelles" de Oviedo, se me presentó, como conté en el primer párrafo, a mi solo se me ocurrió contestarle: "Pues yo soy mengano de cual Fernández", y añadí: "de los Fernández y Fernández de Pumarabule, ¿los conoces, verdad?".
Me contestó que no, que no nos conocía de nada. Pobre de mi. Pues, de cualquier manera: encantado de conocerte, amigo.



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