No se nos ve con detalle, pero lo que importa en este caso es el grupo. De montaña, como su nombre, El Cumal, indica. Formo parte de él hace tiempo, aunque de montañera, ya me conocen, poco. A mí, lo que me va, si he de serles sincera, es el calor humano, los besos, los abrazos y las risas. Dirán que soy una sentimental, pero me carga las pilas, es el mejor regalo de la vida. Y sin coste.
Este año celebraron sus 25 años y tuve el honor y el placer de que invitaran a glosar en ripios sus andanzas y peripecias durante este cuarto de siglo. Fue una fiesta de las que dejan huella, más allá de la resaca de los días posteriores, que el tiempo pasa y los cuerpos ya no son lo que eran. ¡Dónde quedaron los dobletes a los 50!
Así que, para vosotras, para vosotros, mis amigas y amigos, querida peña, y para todo el que tenga paciencia de leerlos, aquí están los ripios especialmente dedicados con todo el cariño de la autora.