Van pasando los días y seguimos alucinados viendo si sube o baja la prima de riesgo y cómo va el IBEX o deja de ir… De momento los inversores invierten y de pronto ya no lo hacen… Y el Banco Central Europeo amaga una sonrisa que se interpreta jubilosamente hasta que, al día siguiente, las dichosas “troikas” exigen otra vuelta de tuerca… que se traduce, inexorablemente, en mayor número de despidos y recortes.
Por su “pasado inmobiliario”, la crisis cobra en España un relieve todavía mayor y los horizontes se vislumbran más sombríos.
Menos trabajo, menos consumo, más sufrimiento, mayor indignación… y, al dar un “vistazo” alrededor, más miedo, lógicamente.
Y entramos en una espiral en la que, por el tiempo transcurrido, ya no valen excusas del pasado interior o de la Unión Europea…
Miremos bien hacia Grecia, Chipre, Portugal… y plantémonos, presentando un “plan nacional de crecimiento” que permita en pocos años recuperar niveles de dignidad en los pilares fundamentales de justicia, educación, sanidad y ciencia (hace unos días expuse en uno de los blogs algunas líneas a ese respecto).
La gran prioridad es la lucha contra el paro, por el ciclo vicioso que encierra. Y no el déficit. No se les ocurra llegar a anular la esperanza y la espera. Del miedo puede pasarse entonces a la fuerza.
El FMI declara que es necesario crecer minutos antes de que exija mayor austeridad…
La solidaridad debe ser una actitud permanente, sin pretender que se “ejercerá cuando hayan medios suficientes”… porque nunca se ha alcanzado esta situación.
Miremos alrededor: al final, cuando se les ocurre reducir siempre son los empleos o ampliar la edad de jubilación o recortar en salud…
Plantémonos.
Cuando las barbas de tu vecino…