Quien tenga dudas sobre la voluntad reformadora del Gobierno de Mariano Rajoy que pinche la webb de La Moncloa, y se prepare a leer las 192 páginas del Programa Nacional de Reformas (PNR-13/16), que recoge todas las

iniciativas que prepara el Ejecutivo para desarrollar las reformas, ya anunciadas en 2012, a través de acciones de choque. El Plan, dice el Gobierno, busca un cambio de tendencia, aumentar la competitividad removiendo todos los obstáculo que suponen impedimentos para el crecimiento económico y social. Estas restricciones se centran en la dificultad de acceso a la financiación de las empresas, especialmente las PYMES, la necesidad de un entorno más favorable a los emprendedores y las consecuencias sociales de la crisis.

El PNR13 no es una genialidad del Gobierno, es una obligación impuesta desde el Tratado de Lisboa y su elaboración y cumplimiento, tiene carácter de compromiso internacional. En última instancia estas reformas sientan las bases para alcanzar los objetivos de la Estrategia Europea 2020 que se convinieron en Bruselas.

El presidente del Gobierno, según lo anunciado, tiene una agenda para los próximos días dedicada a explicar no solo las grandes líneas del PNR13/16 sino también los aspectos más conflictivos, buscando algún grado de consenso.

Parece que empezará por reunirse con el Comité Ejecutivo del PP, que anda muy revuelto por los descensos de estimación que reflejan las últimas encuestas, y posteriormente, el miércoles día 8, comparecerá en el Congreso de los Diputados para explicar su hoja de ruta para los próximos años.

Es fácil pronosticar  que la confrontación alcanzará altas cotas de discrepancia, confirmando que la cultura de consenso está ausente en nuestras fuerzas políticas.

El PNR pone el énfasis en 8Reformas Clave: I-Saneamiento de las cuentas públicas. Que incluye la Ley de Transparencia, lucha contra la morosidad de las administraciones públicas, reajuste fiscal y sistema de pensiones. II- Reforma de la Administración Pública, dedicada al adelgazamiento de las administraciones. III- Nuevo Plan de Política de Empleo ,con especial atención al paro juvenil. IV-Ley de Apoyo a los Emprendedores. V- Ley de Desindexación (¡vaya palabreja!) de la Economía Española, que elimina el automatismo del IPC. VI-Ley de Garantía de Unidad de Mercado. VII- Ley de Servicios y Colegios Profesionales. VIII-Buen Gobierno Corporativo y Responsabilidad Social Corporativa.

El Gobierno estima que algunas de las reformas son especialmente significativas en cuanto a ahorros. Así considera que la reforma de las estructuras locales puede proporcionar 8.000 millones de euros y la revisión de las dependencias 600 millones. Seguramente no va a ser la cuantificación económica la que suscite mayores réplicas, sino aquellas que suponen desmontar muchos intereses reconocidos en las administraciones públicas. Fusionar municipios, suprimir efectivos, empresas públicas, subvenciones, eliminar privilegios corporativos en los colegios profesionales, conseguir la unidad de mercado, reconducir las cajas de ahorro, reducir cargas administrativas y otras reformas de este estilo, encuentran oposición en todo el arco parlamentario y también en las propias filas del PP. La rebelión de alcaldes y en algunos colegios profesionales puede ser clamorosa.

Mariano Rajoy flaquea en las notas de liderazgo y credibilidad,  pero no se puede discutir que su hoja de ruta la tiene definida, aunque el ritmo de cumplimiento parece lento, rozando la tibieza.

En cualquier caso hay una buena ocasión para valorar la acción de gobierno y la capacidad de alternativas de la oposición, deseando que haya puntos de consenso en beneficio del país. El PNR13-16 es una buena oportunidad para ese pacto nacional de emergencia que unos y otros demandan con mayor o menor hipocresía.