Extraordinario I+D+I

A la memoria de Juan Rodríguez Meana

 

¿Cuántas veces han oído ustedes el blablablá de las nuevas tecnologías? ¿Cuál ha sido el número de ocasiones en que ustedes han visto a un «fenómeno» visitando o inaugurando un taller que trabaja con medios informáticos? Desinfinidá, ¿verdad? Pues ahora acérquense a algunas realidades concretas del Gobierno Asturiano, nuestro particular I+D+I.

            Es usted profesor. Le ha tocado este año algún grupo de los que están sometidos a las llamadas «pruebas de diagnóstico», un examen general en algunas materias a los alumnos de 4º de Primaria y 2º de Secundaria. Pues bien, si es así, usted tiene que rellenar electrónicamente un amplio cuestionario, cuya cumplimentación le puede llevar en torno a los tres cuartos de hora. Ahora bien, si por algún fallo en el equipo o en el suministro eléctrico se interrumpe el trabajo, si usted se distrae y por error clausura el formulario, todo lo que ha escrito desaparecerá, de modo que se verá obligado a rendir homenaje a la película de Garci que, con escenarios asturianos, recibió el Óscar en 1983. No hará falta que les diga que evitarlo requiere un programa de páseme’lpioyu, un diseño informático al alcance de cualquier alumno en formación. ¿Desidia? ¿Desprecio hacia el profesorado y su tiempo? No lo descarten. Este gobierno y sus aliados gritan mucho contra los recortes y las cargas de Rajoy a los docentes, pero mantienen algunas tareas absolutamente inútiles y cargantes, que bien podrían eliminar de interesarse algo en quienes dicen defender.

            (Lo que acabo de contar, en todo caso, puede estar ocurriendo en la casa del profesor: hay centros que tienen un servicio de interné tan endeble que es imposible trabajar en ellos. Es más, puedo citarles al menos un centro que está sin servidor (informático, no de los otros, que todo se andará) desde diciembre de 2012.)

             Es usted padre o madre. Tiene que matricular a un hijo. Usted no puede hacerlo por interné, tiene que ir personalmente a la escuela, porque algunos formularios puede bajarlos por vía electrónica pero uno de ellos, el permiso para que la administración acceda a su declaración de la renta, solo se lo facilitan en el propio centro. En consecuencia, tiene que pedir una mañana (o unas horas) de permiso en el trabajo. Mas como el otro cónyuge no habrá ido con usted y él también tiene que firmarlos, usted o él tienen que solicitar otro permiso al día siguiente para llevar los papeles. Pero no acaba ahí la cosa. Tiene, una vez que se publique la lista provisional de admitidos, un solo día para hacer reclamaciones, si hubiere lugar a ello. Pero la lista solo se publica en el tablón de anuncios del centro donde usted hubiese realizado la solicitud. En consecuencia, debe pedir otro permiso.

Ya ven ustedes: mucho blablablá, pero toda la administración está pensada para los señoritos, los parados o los que no tienen nada que hacer —que debe ser lo que ellos sueñan como «una república de trabajadores de toda clase»—. Esto es, la idea del gobierno asturiano es que nadie trabaja, y que si lo hace, allá él, que pierda dos o tres días de sueldo, y si lo echan, mejor, que será culpa de Rajoy. Y todo eso, si el cónyuge no está divorciado o en trámite de divorcio, que, entonces, es posible que el otro no quiera firmar o no sepa uno dónde se halla el citado. ¿Incompetencia? ¿Desprecio al ciudadano? ¿Incuria?        

            Aquí también, en Asturies. Se acaba de anunciar a bombo y platillo que en Avilés se va a empezar a experimentar un sistema informático que permitirá que los enfermos crónicos no tengan que pasar por el ambulatorio a por su receta. ¿Está bien? No, es escandaloso. Hace ya bastante más de una década que algunos venimos reclamando la receta electrónica residenciada en las farmacias para los enfermos crónicos. De la misma manera, acuerdos con MUFACE para unificar el sistema de prescripción para los afiliados de esa entidad adscritos al SESPA. ¿Cuántas horas de trabajo de los médicos y enfermeras se llevan perdidas? ¿Cuántas horas de trabajo de los ciudadanos? ¿Cuál ha sido el tiempo dilapidado por unos y otros? ¿De qué cifras de malhumor acumulado podríamos hablar? ¿Cuánto tiempo seguiremos así todavía? ¿Qué guarismo representaría el dinero perdido o el costo acumulado?

                ¿Les importan algo los ciudadanos? ¿La realidad del mundo tiene algún peso en su psique, más allá del reflejo que ella supone para construir discursos acusatorios, exculpatorios o disuasivos? Siendo en cualquier caso un vector de una magnitud extraordinaria, ¿de qué I+D+I se trata? ¿Incompetencia? ¿Desprecio a los ciudadanos? ¿Incuria? ¿Despilfarro? ¿Ignorancia?

            Elijan ustedes. Por cierto, puesto que ahora son tres los socios de Gobierno, distribúyanlas ustedes como quieran, en mayor o en menor proporción según su criterio, o, tal vez, de forma igualitaria y equitativa.

 



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