El deprimente espectáculo de la acción política para remediar el paro, podría explicarse por la falta de cultura de pacto entre las fuerzas políticas. Es más, cuando excepcionalmente se pacta, nuestra secular tradición cainita acaba envenenando el logro, como ocurre con las reglas pactadas para desarrollar un futuro en paz, como es la Constitución y que fueron refrendadas por la gran mayoría, ahora se descalifican, acusándolas de ser producto de un pasteleo opaco por las circunstancias del momento y se promueve sustituirlas por una nueva ingeniería social y política que está generando hiperconflictividad, añadida a la emergencia económica.
Gobierno y oposición, por su torpeza o su estrategia de no entendimiento,
están arruinando a la sociedad civil. Tal parece que únicamente coinciden en mantener las mismas estructuras partidistas, en la patrimonialización del poder, el favoritismo clientelar, la manipulación mediática, financiación viciosa, crispación y anulación del contrario. Con tales quehaceres no causa extrañeza que la clase política se haya convertido en el problema más importante de los que actualmente tiene la sociedad española después del paro y precisamente por su incapacidad para dar respuesta positiva a la situación.
El rechazo se acentúa al juzgar que los partidos políticos no parecen tener voluntad para hacer frente a la crisis de modo conjunto, como ocurre en otros países y optan por la descalificación recíproca, continua y sistemática, antes que afrontarla conjuntamente.
No hay voluntad de pacto nacional y se evidencia el apetito desaforado por el poder, a cualquier precio, por la visión cortoplacista del calendario electoral que impele a conseguir o conservar el gobierno.
La discordia en todas las áreas, la falta de capacidad de consenso, está llevando al país a una situación de emergencia de tremendas dimensiones y los ciudadanos están exigiendo, clamorosamente, que unos y otros, partidos y agentes sociales, dejen a un lado las luchas ideológicas y centren su labor en remediar o atenuar el paro.
Nadie está seguro de cuales son las soluciones eficaces, pero quizás un termino medio pactado de las propuestas del PP y PSOE podría dar resultados y dejar para otros tiempos la confrontación sobre principios políticos y sociales . Seis millones doscientos mil parados, dos millones de familias con todos sus integrantes en paro, el 57% de paro juvenil, dan cuenta del drama y de la necesidad de un pacto nacional que una esfuerzos para detener la marcha hacia el desastre. No se puede esperar a 2015 para crear algunos puestos. Gobierno, oposición, sindicatos, patronal, bancos, y otros agentes, tienen que dejar a un lado sus discrepancias más importantes y acometer ya los remedios, los paliativos que den respuesta a las víctimas
de la crisis, que por cierto nunca fueron ellas las que la provocaron.
Toxo, Secretario General de CCOO, acaba de manifestarse a favor de un pacto nacional contra el paro. Sería muy alentador que fuese ese el mensaje del 1 de Mayo.