Panegírico desde la Academia

Luis María Anson, de la Real Academia Española, escribió el pasado domingo las cartas que publica en uno de los periódicos adictos a la derecha radicalizada de nuestro país (empleo las mismas palabras que él cuando se refiere a la izquierda y a un diario de la competencia). Iban dirigidas al expresidente, José María Aznar, y a su esposa, Ana Botella.
En la que envía a José María Aznar, le justifica sus sobresueldos destinados a gastos de representación, y los justifica como necesarios para invitar a almorzar, realizar viajes de trabajo, enviar flores, etc. Así mismo, del expresidente destaca su honradez política, su honradez en la vida personal y su honradez en su posición ideológica.
Estando de acuerdo con que los presidentes de las empresas e incluso empleados de más bajo nivel, tengan gastos de representación cuando estos vayan destinados al uso adecuado y si en su nómina habitual no se contempla ya este concepto, habría que tener en cuenta dos consideraciones: si los gastos van incluidos en la nómina se les aplica un tipo de retención fiscal, y si no van incluidos y se consideran como tales gastos de representación se les aplica otro tipo más favorable; pero entonces, es imposible que las comidas de trabajo, las flores, y los viajes tengan el mismo precio todos los meses durante años (6.100 euros trimestrales). Eso se llama, como poco, defraudar.
Nada que decir sobre la manifiesta honradez de José María Aznar en su posición ideológica. Ya mamó desde su más tierna infancia de los principios neo liberales políticos y mercantiles, luego aprovechó las enseñanzas de Margaret Thatcher y Ronald Reagan para, al final, doctorarse con el magisterio recibido de su colega, George Walker Bush. Gracias a ello, una "potencia" como es España, compartió mesa y mantel por primera vez en una vergonzosa contienda internacional, cuyas secuelas aún hoy en día son dramáticas en cuánto a perdida de vidas humanas y materiales.
Nada que objetar de la honradez personal y política de un expresidente español que -una vez abandonado el cargo y formando parte, y cobrando, de oscuros lobbys multinacionales- se dedicó a dar conferencias por el mundo desprestigiando las políticas aplicadas por sus sucesores a los que casi criminalizó de ser los únicos culpables de ésta bochornosa estafa financiera que esos mismos lobbys llaman crisis mundial.
Luis María Anson casi llega a beatificar a José María Aznar si no fuera por alguna pequeña cosa de su mujer Ana Botella, y así se lo hace saber, también, en la carta dirigida a ella. Todo muy bien, querida Ana Botella, todo muy bien en tú gestión del Ayuntamiento de Madrid, solo un pero: tienes un excesivo parque móvil, muchos coches oficiales y conviene que vayas aligerando ese capítulo, por el bien de todos. Si quieres ser tan honrada como tú marido, Ana Botella querida, hay que seguir privatizando servicios. No vaya a ser que te lo eche en cara la izquierda radical. Palabra de Anson.



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