“Ser o no ser: he ahí el problema...” Esas primeras estrofas, sin saberlo jamás el hombre de la pequeña población de Stratford, en las orillas del Avon, han sido la base de buena parte de la filosofía occidental y claro enfrentamiento con las dudas, temores y fallidas esperanzas de nuestra conciencia.
Clonar seres humanos o no clonar: he ahí el problema actual que la Cámara de Representantes de Estados Unidos solucionó de un plumazo, después de una acalorada discusión, aprobando un proyecto de ley que convierte en delito federal la clonación de humanos y la proscribe para la manipulación de embriones destinados a la investigación científica.
Posiblemente durante unos años las investigaciones se congelen, pero el destino inexorable de la raza humana es alcanzar las estrellas y tocar con las manos el confín más infinito del Universo.
La multinacional IBM está desarrollando un computador cien veces más potente que los existentes hoy en día. Bautizado como Blue Gene, está diseñado para desarrollar aplicaciones bioinformáticas, especialmente investigaciones sobre la formación y estructura de proteínas, aunque más adelante se prevén nuevas aplicaciones.
Hace apenas una década parecía imposible que alguna máquina se acercara a la mente humana, y que se pudieran romper los sólidos lazos de la estructura moral de la sociedad judeocristiana con uniones bendecidas por el Estado entre parejas del mismo sexo.
Hoy todo eso es posible y... solamente es el principio, pues llegará un tiempo, no tan lejano, en que robots superinteligentes alcanzarán los niveles más altos en materias tan diversas como la psicología, la lingüística, las matemáticas, lógica aplicada y las mismas ciencias de las computadoras humanizadas.
Hoy se sigue hablando en la comunidad científica sobre el hecho de utilizar embriones humanos clonados para fines terapéuticos.
Los científicos creen que a través de los óvulos clonados pueden conseguir las “células madre” que se convierten a su vez en vida propia.