En Asturias, para no ser menos, están abiertos varios procedimientos judiciales sobre casos de corrupción y malas prácticas políticas. Y en su desarrollo y en el debate de nuestros ilustres representantes nada es diferente a otros casos que todos conocemos a nivel nacional.
El diputado del Partido Popular, Alfonso Román López, representante en la Junta por la circunscripción occidental, cobró kilometraje, desde el 2007, por desplazamientos desde Tapia de Casariego (peor hubiera sido desde Vegadeo) cuando en realidad la mayoría de su tiempo estaba domiciliado en Oviedo.
Cuando el Partido Socialista (que está para callar) le echa en cara esta circunstancia tan viajera como reprobable para la dignidad que su representación pública le exige, él se defiende (por supuesto sin admitir su falta que supondría su dimisión) con el clásico "y tú más". Y, como siempre, volvemos a empezar y con el tiempo aquí no pasa nada.
Puesto que nuestros representantes políticos, unos y otros según en qué momento, siguen mofándose de sus votantes y pasándose la Constitución y las reglas democráticas por la entrepierna sin el mínimo pudor, habría que ir pensando en crear un Consejo Independiente de Ciudadanos (CIC) que elaborase un currículum, de cara a las próximas elecciones, con los méritos y deméritos históricos de quienes se presenten en las listas electorales. Quizás así se acabe este juego de Ping-Pong político que ya parece bochornosamente interminable.