El primer aniversario

Se cumple un año del gobierno de Javier Fernández al frente de la autonomía asturiana, un gobierno monocolor que se apoya parlamentariamente en Izquierda Unida y en el único diputado de Unión, Progreso y Democracia que es Ignacio Prendes. ¿Balance?. Más bien discreto, maniatado como está por las directrices presupuestarias del gobierno central que además no es del PSOE sino del PP.

Javier Fernández, quien ha hecho su primer viaje trasatlántico coincidiendo con el aniversario, es también secretario general de FSA, lo que no ocurría con Vicente Alvarez Areces. La llegada de este mierense, ingeniero de minas y funcionario, al más alto cargo ejecutivo de Asturias ha servido, si duda alguna, para serenar las aguas quitando el afán protagonista que tenían las Administraciones de Alvarez Areces, enganchadas ahora por el caso Marea, y de Francisco Alvarez-Cascos quien, nunca me sorprendió, entró en la Administración asturiana como un elefante en una cacharrería. Javier Fernández echó manos de segundos y terceros espadas de anteriores administraciones socialistas, dando un tono bajo a su Ejecutivo,  huyendo de polémicas vanas aunque algunas veces a su grupo parlamentario en la Junta General del Principado se le escape algunas situaciones producto de la vehemencia de su portavoz, el inefable Fernando Lastra, intrigante en el buen sentido de la palabra pero con poca cintura a la hora de tratar con la oposición que sabe bien como meterle el dedo en la boca para que se atragante.

Hoy el senador asturiano de Izquierda Unida Jesús Iglesias se queja con la boca pequeña de que el gobierno de Javier Fernández, del que son socios, no es lo suficientemente beligerante con el gobierno central al que ha seguido fielmente en cuanto a las recomendaciones de control del gasto público lo que ha contentado a Cristóbal Montoro si bien este de momento no tiene gestos positivos hacia Asturias; por ejemplo con el tema del impuesto especial que el gobierno socialista asturiano quiso aplicar a la banca y que desde Madrid lo han paralizado. Al final de este su primer año Javier Fernández consiguió una foto repetitiva de la que años atrás se hacía Vicente Alvarez Areces, foto con los mismos personajes -Antonio Pino, Justo Braga y Severino García Vigón- para celebrar la firma de la concertación que al fin y al cabo son buenos deseos plasmados en un documento en el que las cantidades a invertir saldrán de nuestros bolsillos sin que la patronal y los sindicatos pongan nada de su parte salvo drenar recursos públicos en base a la formación profesional.

Lo que lamentablemente Javier Fernández y su equipo no han sido capaces de atajar es el paro que va en aumento de mes en mes sobrepasando ya la cifra de 107.000 trabajadores afectados. Además, como les decía en un anterior comentario, nuestro Producto Industrial Bruto está desplomándose y la incertidumbre se cierne sobre sectores básicos como la minería, el armamento, los astilleros, la transformación. etc. Salvo que a Carlos Slim, el hombre más rico del mundo con el que acaba de entrevistarse Javier Fernández en México,  le de un ataque de asturianismo y pase de ser el mayor accionista del Real Oviedo a inversor en nuestro sector industrial, mal veo cómo podemos levantar cabeza camino, por tanto, de convertirnos en un gran geriátrico. No tenemos banca propia, perdida Cajastur ante la indiferencia de nuestras instituciones y dirigentes, y la foránea tiene como objetivo captar recursos para llevarlos a Santander, Bilbao o Sabadell, por citar. Es un aniversario por tanto para no tirar cohetes aunque a Javier Fernández, que es un buen tipo y hace lo que puede, sí podemos regalarle una tarta de Ovetus, velita incluida.



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