La última moto

El próximo día 27 saldrá la última moto fabricada en la factoría de Suzuky en Gijón. Debería el Principado colocar un monolito recordatorio a la entrada de la fábrica en recuerdo de la Asturias industrial que fue y ya no es. A primera hora, acompañando a mi santa a la Audiencia para que ejerza como jurado popular de un crimen en Cabrales, me tropiezo con el abogado Sabino López, persona fuerte del Real Oviedo y al que echo en cara la precipitada destitución de Sarriugarte como entrenador yendo el club carbayón en puestos de play off. “Es que es muy buena persona” se justificó lel conocido en su día como “la bala de Vegadeo”. El caso es que en cuanto hay euros en el caxón se hacen extraños fichajes y más aún extraños despidos.

Hacía tiempo que no pisaba el edificio de los juzgados en el polígono de Llamaquique. Nunca vi semejante dislate de concepción de un palacio, llamémoslo así, de justicia. Mientras mi santa es examinada para el jurado popular me dedico a observar el hall donde hay colocados unos chiringuitos en donde está el servicio de orientación juídica. A las 10 de la mañana llega el funcionario y coloca la tira de números para que el pueblo llano coja vez. Ciudadanos con pequeños o grandes problemas empiezan a afluir para tener consulta con el funcionario. A la izquierda el juzgado de violencia de género tiene también su animación en cuanto a llegadas y salidas. Lo más sorprendente es que el chiringuito del servicio de orientación jurídica no tiene pantalla para que el ciudadano sepa cuando te toca el turno por lo que cada dos por tres se celebran variopintas discusiones entre los que esperan turno sobre a quien le toca o quien es el último. Viendo el deambular de unos y otros tengo la sensación de que en la justicia como en el periodismo la batalla profesional la ha ganado la mujer. Para acceder a la sala donde se va a celebrar el juicio hay que subir unas absurdas escaleras. El asunto es serio, un crimen, pero no hay ni un solo espectador. El redactor y cameráman de la TPA y punto. Desechada mi santa para juzgar la culpabilidad o no del presunto autor del crimen salgo a la calle y en una de las esquinas de la calle Cervantes observo que la única sucursal de Caja Badajoz que hay en Oviedo tiene echada la persiana. Al acercarme veo un pequeño cartel en el que se informa al público que en defensa de los puestos de trabajo el personal hace huelga de una hora.

Con Sarriugarte cesado, Caja Badajoz cerrada y un viento que pela comienza a afectarme la depresión del transeúnte. Menos mal que bajando por la calle Gil de Jaz observo el éxito que tiene donde los arcos el establecimiento Casino de Cornellana que hace unas fechas abrió junto a la entrada de El Arbol. Los buenos productos con unos adecuados precios es algo con lo que no puede ni la crisis. Los cardenales van recogiéndose para el Cónclave en Roma y en la iglesia de San Francisco de Asis en Oviedo damos el último adiós al ex concejal Juan Alvarez. Familia lejana de José Luis Rodríguez Zapatero, era natural de Pola de Gordón. Muy buen tipo como su vecino el cura Manuel Robles recordó. Entre tanto los inmaculados políticamente hablando se quitan la máscara. El impresentable de Ponferrada prefiere seguir de alcalde que afiliado al PSOE. Tuve esa sensación cuando a través de la pequeña pantalla vi como sus colegas le manteaban para celebrar el éxito de la moción de censura como si hubiera ganado la Copa del Rey. Aquí, Angel González se enroca mientras su jefe supremo Cayo Lara le defiende en La 6. Las redes sociales le ponen a caldo por impresentable. El ex alcalde de Cudillero Francico González ”Quico” se agarra a un clavo ardiendo para no perder su escaño de diputado y un juez, por fin, decide llamar a Rodrigo Rato -esta vez no le va a salvar ni el otrora milagrosa agua de Fuensanta-, Acebes y compañía. El único cariñoso sigue siendo Mariano Rajoy que, sin ponerse colorado, continúa dándole miminos a Dolores de Cospedal.



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