Es muy típico de España y de los españoles echar la culpa de sus pesares, al vecino, llámese Pepito, Ayuntamiento, Autonomia o Estado. Siempre buscamos un chivo expiatorio y nunca hacemos , ni siquiera lo intentamos, un análisis del por qué de nuestros males y problemas., y más ahora que una corrupción generalizada salpica a todas las instituciones, ya sea el Poder Judicial, el Ejecutivo Nacional, la Corona, el Poder Autonómico o el gobierno más pequeño del ayuntamiento más pequeño de España…, sobre todos parece cernirse el fantasma de la corrupción, quizás de manera inmerecida, pero es la leyenda que corre, que existe.
Recientemente diferentes medios de comunicación han dicho que España es el país más corrupto de la UE, después de Grecia e Italia, y la ONG Transparency Internacional coloca a España en el puesto nº 30 entre los países del resto del mundo, empatada con Botswana, aunque detrás de Francia. Y no hace mucho una encuesta de “Metroscopia” decía que el 96% de los españoles creía que el nivel de corrupción era altísimo en nuestro pais. La verdad es últimamente no faltan razones para hacer tal aseveración así, por citar algunos casos tenemos “el caso Pallerols”,, “Los ERES de Andalucía” “las ITV catalanas, el Liceo catalán”,”la trama Gurtel y su vinculación política” “los supuestos papeles de Bárcenas”…entre otros muchos, de ahí que se culpe a la clase política de la situación que vivimos y que incluso los españoles la vean más como un problema que como una solución. Los sociólogos la consideran el 3º problema, en orden a su importancia que tiene nuestra nación, después del paro, de la crisis…
Con ser bastante cierto esto que se dice, yo quiero a través de estas letras mitigar la descalificación que sufre la clase política, y no creo equivocarme si digo que la mayoría de los concejales y alcaldes de nuestros municipios actúan con la sana nobleza de mejorar la vida de sus vecinos y lograr que el municipio progrese y esto mismo ocurre con otros muchos políticos en muchos otros ámbitos de su responsabilidad. No se puede negar que en España hay corrupción y de esto nos lamentamos todos, pues nos perjudica, nos quitan nuestro dinero, lastra nuestro futuro y hace de España un país no fiable, bananero. Pero la responsabilidad no es sólo de los políticos, y a los hechos me limito.¿Alguién puede explicarme como es posible que el Gobierno responsable del fraude de los “ERES” en Andalucía siga siendo gobierno y apoyado por la estética y no ética IU?¿ Cómo era posible que elección tras elección se consiguiera la Alcaldía de Marbella por mayoría absoluta? ¿Los marbellíes no conocían lo que ocurría en su municipio? Situaciones parecidas a estas se han dado en Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana… De todo se deduce que la corrupción, el saltarse las reglas del juego democrático facilitaba el triunfo en las urnas, y aún así, a pesar de los muchos entuertos y abusos, el ciudadano no penalizaba, no castigaba, sino que, por los motivos que fuera, premiaba con su voto al responsable cuyo proceder no era del todo ortodoxo. Este sistema, ahora que llegó la crisis, fracasó, y tiene a muchos dirigentes políticos en situación límite.
Es verdad que muchos de los fracasos políticos viene por querer adelantar los éxitos y contra esto debemos estar prevenidos los vecinos y para ello debemos disponer de una información contrastada, veraz, que no siempre se nos facilitó, pues de todos es sabido el poder que tiene el dinero trasmutado en prensa, publicidad…pero también es cierto, que a pesar de los pesares y a pesar de la necesidad de acometer cuanto antes una reforma de la ley electoral-que entre otras novedades incorpore las listas abiertas- tenemos una responsabilidad que no podemos eludir, la de procurar que la ética, el trabajo, la lealtad y la responsabilidad presidan la vida pública.