B.- PROTAGONISTAS HIPOTECARIOS O DRAMATIS PERSONAE
Todo empieza con un contrato, el de préstamo de dinero; continúa con otro, el que garantiza la devolución del dinero prestado (garantía hipotecaria y, a más, la personal del fiador o fiadores). Todo termina, unas veces bien, con la devolución de lo prestado, y, otras veces, muy mal, como el rosario de la aurora, ejecutándose la hipoteca o los bienes de los fiadores. Unos contratos que suponen la voluntariedad (a nadie se le “obliga” a recibir dinero en préstamo y a pactar sus garantías) y unos contratos que deberían presuponer una posición equilibrada entre las partes contratantes, para que una de ellas no abuse de la otra. Pero resulta que una de las partes contratantes o contraparte, ordinariamente, es una institución financiera, un Banco o una Caja de Ahorros.
--Bancos y Cajas de Ahorros:
Y empiezan a surgir dificultades: esa contraparte –en referencia primero a los Bancos-, es de tal poder o manda tanto, que los Gobiernos son sus títeres, a los que manejan y manipulan al antojo. ¡Cómo no van a tener un poder exorbitante –fuera de límites y de lo racional- en la firma de un préstamo hipotecario, quienes hasta lo tienen “de facto” (poder exorbitante) en el ámbito político, claudicando los políticos en su ejercicio! Esto es una evidencia, que en el caso de España es de apoteosis. La notoriedad no precisa de mucha argumentación. Si salimos de aquí, nos encontramos con apellidos de mucha autoridad que no dejan de repetir el poder de la Banca y del dinero: el primero Stigliz, premio Nóbel y notorio social-demócrata americano; el segundo, el gran cineasta, azote de dictaduras y de dictadores, Costa-Gavras, que lo repitió con ocasión del estreno de su película El Capital. Si permanecemos aquí, basta ver “retratos” de un banquero mostrando, de manera ostentosa, sus tirantes colorados. Por cierto: lo de los tirantes o tirillas es muy interesante, pues son símbolos de poder y, además o por lo contrario, son sostenes o sujetadores de la varonil “pantalonada” y de las demás interioridades o intimidades. Y, como procede, el zapatero se postró ante el botín.
El poder de las Cajas de Ahorro –en referencia segunda- no tuvo la dimensión del bancario, sí bien entidades muy poderosas en las Comunidades Autónomas. Y hete aquí que, como consecuencia de la crisis global que estalló en 2008, “han desaparecido” del mapa y de los mapas. Eso es un escándalo de tales dimensiones –la desaparición del más o menos 50% del sistema crediticio español- que los historiadores de la Economía habrán de investigarlo a fondo. Ya el politólogo Josep M. Valles se preguntó en el El País el 26 de enero de 2011: Cajas, ¿la desamortización del siglo XXI? El escándalo aumenta por la grave repercusión social que puede suponer la desaparición de la llamada obra social y cultural de las Cajas -un 20% de sus beneficios-. ¡Qué gran negocio hicieron los Bancos, sus competidores!
Lo escrito en el párrafo anterior está muy relacionado con la actual crisis del sistema hipotecario, causado en gran parte por las Cajas de Ahorros. Y a los efectos de dar pistas a los futuros investigadores, apunto lo siguiente: se dice que el hundimiento de las Cajas partió de la Ley de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros de 2 de agosto de 1985, que introdujo -según se dice- la Política en los consejos de administración. Advierto que políticos siempre hubo en las Cajas, también en el Régimen de Franco, en especial en aquellas Cajas de fundación pública (por ayuntamientos y diputaciones). La novedad, muy dañina, se produjo en la década de los años 90 del pasado siglo, debiendo responsabilizarse a las comunidades autónomas, a su legislación específica, que trató por todos los medios de hacer indefinida la duración de presidentes y consejeros de las Cajas en sus cargos, violentando y con fraude la obligada temporalidad ordenada en la Ley básica estatal de 1985 –en España no hubo desregulación a la americana; lo que aquí hubo fue otra cosa o muchas, todas en ilegal dirección, con apoyo incluso de la Jurisdicción constitucional.
Por fraudulentas disposiciones de leyes autonómicas sobre Cajas de Ahorro, se ha conseguido que presidentes y consejeros fueran, de facto, vitalicios. He ahí una prueba más de la deriva enferma hacia el feudalismo y el cacicato, corruptos, del sistema autonómico español. Fue posible saquear a Cajas de Ahorros, como se saquearon, unas de manera estrepitosa y otras de manera más engañosa o dulce, gracias a la manipulación de la duración en los cargos de los consejeros y presidentes, para mantenerlos indefinidamente, naturalmente, merced al apoyo del poder político autonómico. Unos directivos, en gran número, que quisieron hacer de financieros y banqueros, algunos notorios pisaverdes y gallipavos, y compradores de voluntades. Y ello con la complicidad del Banco de España. ¡Cómo no va a exigir Europa que la supervisión de Bancos y Cajas, la haga el Banco Central europeo!
Que se estudien esas “leyes” autonómicas, sus disposiciones transitorias. Las Cajas mal gobernadas –bastantes- son las más directamente responsables de la alarma y el estrépito sociales por las ejecuciones de hipotecas y la crisis del sistema. Como argumento de conocimiento y de “autoridad”, declaro haber participado en la elaboración de la Ley básica de 1985, en un tiempo en el que fui vocal del Consejo de Administración de una importante Caja catalana, presidida entonces por el magnífico Serra Ramoneda (no confundir con Narcís Serra). El logotipo de esa Caja aparece en la fotografía adjunta, junto a mi apellido. De todo ello –créanme, estimados lectores- se algo y mucho. Además “nací” en otra, de la que mi padre fue Director General.
Y lo que ha ocurrido en España con las hipotecas, bien se podría calificar de “totalitarismo” hipotecario. Una parte contratante, Banco o Caja de Ahorros, “se lo guisa y come todo”: impone las cláusulas del contrato de préstamo y las del contrato de garantía; designa a la empresa que ha de tasar los inmuebles; establece la compañía con la que se han de contratar los seguros; determina la “empresa” encargada de “gestionar” la escritura, una vez firmada (a todo ello haremos referencia más adelante, en partes sucesivas). Y el llamado “totalitarismo” es así, tanto si se hace por conocidas marcas bancarias –supuesto frecuente- como si se hace por “fantasmales” sociedades interpuestas –supuesto menos frecuente-, dependientes de aquéllas, que son una especie de ramplón y pedestre conglomerado de Shadow Banking.
--Deudores hipotecarios y fiadores:
No sé que es eso que se llama “la cultura financiera”. No se si la tienen los autodenominados financieros, y no sé si la tengo yo mismo (no obstante las horas que a lo financiero, lo económico y jurídico, dedico desde hace muchos años). Si sé que miles y miles de personas, carecen de ella, especialmente clientes tradicionales de las Cajas de Ahorros, que se fían (de fe) del bancario-cajero para administrar su libreta de ahorros o su depósito dinerario. Éste, a mi juicio, es un dato que hay que tener muy presente, incluso ahora en que la suscripción de determinados productos financieros están sub judice, y a los que se acaba de referir en su último Informe, con crítica por malas prácticas, abuso y conflictos de intereses, la European Banking Authority; lo cual, como entre paréntesis, es fundamental a la hora de la aprobación de las capitalizaciones de las entidades resultantes de las antiguas Cajas de Ahorros españolas.
En mi artículo Los Mercados y las Hipotecas, publicado el 18 de noviembre 2012, en el diario La Nueva España, en Religión Digital.com y en Lasmilcarasdemi ciudad.com, escribí: “la fase inicial, de constitución o de subrogación de hipotecas, es de una cierta alegría y felicidad; se adquiere con ilusión una vivienda, hecho vital importante; un techo nuevo es causa natural de satisfacción; al comprador le rodean el vendedor y el banco –a veces también la agencia inmobiliaria- y todos, para sus intereses, animan y jalean la bondad de lo que se va a firmar; a veces , hay hasta euforia. En ese momento, las explicaciones sobre las cláusulas-suelo, los intereses moratorios al 29%, las consecuencias de los afianzamientos de padre, madre, etc. tienen, desgraciadamente, escaso efecto disuasorio. Es como si –permítase y discúlpeseme la comparación, a los que contraen nupcias, el oficiante les reiterase los peligros y líos del fracaso matrimonial, de los que nadie quiere oír; insistir en ello se consideraría improcedente, pues siempre se considera que serán los demás los que fracasen…La psicología, más o menos profunda, podrá explicar ciertos comportamientos” (fin de la auto-cita).
A ello, añado: a).- El papel desempeñado en España por las agencias inmobiliarias, con elevadas comisiones, no es comparable al de los Brokers mortgage, instrumentos decisivos para el estallido de las Sub-prime Mortage Lending y de la crisis que siguió, que hicieron firmar a millones de hispanos y a personas que no sabían leer ni escribir en inglés, unos contratos de más de treinta folios. b).- Tal vez no exista en España, con tanta intensidad, lo que en Norteamérica se llama “el gran sueño, llegar a ser propietario”, pero algo, bastante o mucho de ello también hay, con el aliento e impulso del propio Estado, por medio de sus políticas, las fiscales incluidas.
Uno de los efectos perversos de la crisis hipotecaria española, consecuencia del estadillo de la burbuja inmobiliaria y medidas desacertadas posteriores de los gobiernos (españoles), ha sido que las fianzas o garantías personales sean en la actualidad las preferidas por las instituciones financieras. A los Bancos y Cajas de Ahorros ahora les resulta “mas presentable” ejecutar bienes de los fiadores –saldos bancarios y segundas residencias- que provocar el estrépito con la ejecución de la vivienda habitual del hipotecante. Después de haber autorizado –notario- miles de fianzas, puedo decir que no he conocido fiador o avalista que, al firmar la fianza gratuita (gratis et amore), piense que su afianzado o avalado no va a cumplir con su obligación de pagar, y siempre creyendo que él está firmando por mero trámite, lo cual es de un optimismo temerario. Resulta doloroso pensar en la situación de muchos familiares o amigos que, por ayudar sin contraprestación, hoy están corriendo serios peligros de naturaleza económica y psicológica. Y es que aquel optimismo puede arrastrar graves consecuencias.
Fue imprevisible, en la primera década del presente siglo, la gran escandalera provocada por las ejecuciones hipotecarias, y que puede, a su vez, ella misma producir efectos imprevistos. Eso acaso esté pasando con las fianzas personales, pues resulta que ahora son más interesantes para los Bancos y Cajas de ejecutar (ejecutar bienes de los fiadores) que perseguir el bien hipotecado dado el escándalo provocado. Y hasta tal punto es así, que Bancos y Cajas empiezan a utilizar para sus ejecuciones, no el estricto procedimiento de los artículos 681 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil (“De las particularidades de la ejecución sobre bienes hipotecados”), sino el procedimiento ejecutivo general u ordinario para el embargo y ejecución de bienes de los fiadores.
Acaso sea frívolo, ante una prosa tan dramática, acudir a la lírica y recordar (cita de memoria) al poeta Pedro Salinas, que en un verso escribió: “El no tiene una revés que el que lo dice no lo sabe”. Acaso resulte, que después de tanto griterío y clamor justificables, el no a las ejecuciones hipotecarias, tiene un revés: ¡A por los fiadores o avalistas, siempre, lo de ellos, mucho más discreto; a por ellos!
(Continuará, parte 3ª, que se publicará el domingo 10 de febrero próximo, concluyendo con los fiadores y entrando en otros protagonistas o dramatis personae, que se indican en la Parte 1ª. Entre tanto, se puede consultar en Google: “Aznárez advierte que los herederos de un avalista…”).
*Notario