“Pero no todo es Economía”

Quiero con estas letras transmitir mi satisfacción y gratitud por el discurso pronunciado por su Majestad el Rey, el tradicional Mensaje de Nochebuena, que en su 37 edición ha sido de una certeza total y muestra el conocimiento que tiene su Majestad  de la penosa  situación que atraviesa España, de sus problemas y de sus soluciones.

 

Antes de continuar con mi valoración personal, no contaminada por la opinión de ningún experto o tertuliano, pues escribo al dictado de mi pensamiento, quiero hacer algunas puntualizaciones que pueden ser útiles para el tema que nos ocupa. Así recuerdo que casi todos los mensajes navideños del Rey oscilan entre 8 y 15 minutos, con la salvedad que su primer mensaje, el pronunciado en 1.975, duró 6 minutos y 39 segundos, y que su mensaje más largo lo dijo en 1.979, con una duración de 23 minutos. Los mensajes durante la actual Crisis Económica (2.007) hasta la actualidad oscilan entre los 15,14 minutos del año 2.007, a los 9,47 minutos del 2.012.

 

Hechas estas matizaciones y según mi opinión de ciudadano que sigue la actualidad política y ha participado en ella en alguna etapa de su vida, tengo que felicitar al Rey por este discurso directo, sobrio, preciso y valiente que nos ha dirigido el pasado 24 de Diciembre de 2.012. Empezó con un lacónico “Buenas Noches” y terminó con “Feliz Navidad para todos” y “Buenas Noches”. Su Majestad es consciente que el horno no está para bollos, palabras las justas y cuanto más directas, mejor. La idea central del discurso “Pero no todo es Economía”, da título a este artículo, pues coincide con mi visión de la sociedad, sin que esto suponga negar la importancia que tiene la economía en el bienestar y progreso de las familias y Estados.

 

En su intervención nos comunica el Rey que es consciente de los múltiples “sacrificios” que estamos haciendo los españoles – de hecho la palabra “sacrificio” es de las más repetidas en su discurso- y nos recuerda que de esta situación sólo se sale si tenemos CONFIANZA en nuestras posibilidades o sea con generosidad, talento y creatividad de todos, pero para ello ,según el Rey, debemos reivindicar el papel de la Política, de la Política con mayúsculas, la que se cimenta y transcribo palabras de su Majestad: “en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de ética personal y social…” . No se pueden decir las cosas con más precisión, claridad y valentía. ¡Al pan, pan, y al vino, vino!. La superación de la crisis está en manos de la clase política, pero ¿está la clase política a la altura de las circunstancias o anda por caminos diferentes? Recientemente en una entrevista al diario “El Mundo” el expresidente don José María Aznar dijo:”España vive una crisis política e institucional muy grave que es previa a la crisis económica y social. Afrontar la crisis económica y social sin asumir previamente las otras dos es prácticamente imposible”…Ahí está el reto y para ello se deben hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para recuperar aquellos consensos de la Transición, donde el protagonismo lo deben llevar los dos partidos que aglutinan la mayoría de votos de la Nación, el PP, con mayoría absoluta, suficiente, y el PSOE, el otro partido con opciones de gobierno, pero ellos deben empezar por apearse de sus erróneos  sistemas de promoción interna, basados en el “si yo te dijera”, en el rumor, en la descalificación, y centrarse más en la realidad de los hechos, en la resolución de los problemas, y tener la generosidad necesaria para proteger más “la Casa”, en este caso España, que el ·andamio”, mi interés personal. No debe ir la sociedad por un lado y la política por otro. Estamos en tiempos de reformas, de acomodar la sociedad a los nuevos tiempos, pero una de las reformas más urgentes y necesarias es la reforma de la Ley Electoral. ¿Para cuándo? ¿Vamos a seguir permitiendo que grupos de supuestos  “nacionalistas” sigan chantajeando a los españoles? A pesar de las dificultades y miserias que soporta el pueblo, éste aún mantiene la confianza, aún espera un milagro de la naturaleza, y cree que es posible, pues de circunstancias peores hemos salido, pero se requiere generosidad, altura de miras, dar más espacio a la cabeza que al vientre. El otro día quedé extasiado al ver como un indigente, mal vestido, con el rostro azotado por las penurias de la calle y la noche, se sentaba frente a la puerta de Alcalá y rellenaba el crucigrama de un viejo periódico. Si una persona en situación límite aún tiene arrestos para descubrir un enigma, ¿qué no haremos nosotros si la clase política nos trasmite un mínimo de CONFIANZA para volver a escribir una de las mejores páginas de la España reciente, la de nuestra RECUPERACIÓN?

 



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