Operarios municipales han desmontado la estatua del teniente coronel Teijeiro desde octubre de 1952 instalada en la plaza de la Liberación y no para cumplir el acuerdo en su día del propio ayuntamiento de quitarla y colocar en su lugar la del ciclista Samuel Sánchez si no para someterla a un lifting y reformar su peana en cuya base estaban hoy trabajando afanosamente una brigada de operarios. No hace mucho Izquierda Unida exigió al alcalde retirar la estatua de Teijeiro aprovechándo las obras que se hacían en la plaza de Liberación donde han cerrado además los postes de gasolina instalados peligrosamente junto a viviendas sin que nadie se diese por aludido. IU argumentaba el cumplimiento de la ley de la Memoria Histórica que afecta a toda la simbología del franquismo pero la petición de Roberto Sánchez Ramos “Rivi” y su grupo cayó una vez más en el olvido, que el alcalde no está por la labor de aplicar dicha ley que, creo,continúa vigente desde que José Luis Rodríguez Zapatero le dio por promulgarla.
Digamos que dicha estatua y el medallón de Franco en la plaza de España son los dos símbolos más representativos de la época pasada en nuestra ciudad. La estatua del teniente coronel Jesús Teijeiro, obra de Francisco Asorey, consiste en la figura de un soldado ataviado con el uniforme de la época y que porta entre sus brazos una enorme espada cuya punta está apoyada sobre la base de la escultura. En 1960, con la apertura al tránsito de la calle División Azul,entonces Ronda Norte, fue desplazada hacia las viviendas de la plaza y en 1995 ésta fue reformada y se quitó el muro posterior al monumento, suprimiéndose así las leyendas y la efigie del militar, tal y como se conserva al día de hoy. Aquella inscripción decía lo siguiente: “Oviedo a Teijeiro -Año MCMXXXVI, Día XVII-X. En este día de triunfo para las fuerzas de Galícia los heroicos defensores de Oviedo recibieron aquí,con un abrazo fraterno la aventura de su liberación“, completando en su cara opuesta con la efigie del militar grabada en bronce.
A muchos hoy la desaparición de la estatua del teniente coronel Teijeiro les cogió por sorpresa, como al concejal Benjamín Cabañas, pero enseguida se tranquilizaron al conocer que la desaparición era temporal. Esta temporada el alcalde Agustín Iglesias Caunedo anda otorgando calles a ciudadanos ilustres lo que me parece bien pero continúa olvidándose de dos, de un colega suyo, el prócer Benigno Bances, que fue alcalde de Oviedo a principios del siglo XX, y del general Miaja, ovetense de pro y defensor de Madrid con la república cuando la guerra civil. Su ayudante militar entonces, sobrino y yerno del general, ya que se casó con una hija, Fernando Rodríguez Miaja, tiene 95 años y vive en México a donde se exilió al término de la guerra civil con su tío. Empresario de éxito, todos los años visita Oviedo y suspira por ver el nombre del general en una calle de la capital asturiana. Muy bien de salud pese a lo avanzado de la edad creo que está preparando un nuevo libro sobre aquella turbulenta época del 36.