Los miembros de la Asociación de Periodistas y Escritores de Turismo del Principado que preside el colega Carlos Cuesta nos reunimos para fallar el premio “Tierra verde” que en esta edición tras arduas deliberaciones recayó exequo en el pintor Manuel García Linares y a la marca comercial Banco Herrero, hoy propiedad del Banco Sabadell. La reunión, bajo los auspicios de Pepe el del Tizón, fue de lo más animada. Al otro de la sala el secretario general de la UGT de Asturias Justo Braga dialoga discretamente con el abogado de la Asociación de Hosteleros del Principado de Asturias que preside José Luis Alvarez Almeida. La huelga ya no la para ni un martini de los que preparaba el gran Miguel en su pub antes de jubilarse. Tanto es así que Miguel, aprovechando que estaba en la barra de El Tizón, preparó sobre la marcha una de sus excelentes combinaciones que ofreció a otro parroquiano distinguido, Fernando Marcos Vallaure, quien, como no podía ser menos, se deshizo en elogios. Vamos, que Miguel pese al júbilo de la jubilación no ha perdido el pulso ni la proporcionalidad de los ingredientes para preparar un martini al estilo de los que le gustan a James Bond, revuelto que no agitado.

Esta Asociación de Escritores y Periodistas de Turismo del Principado (ASPET), a quien la comunidad autónoma debe tanto por la difusión de las cualidades turísticas de esta Asturias, paraíso natural de nuestros amores, espera encarar el 2013 con ánimo pese a la que está cayendo y que lógicamente repercute en su estabilidad económica. Los quince presentes en la reunión estuvimos por una vez de acuerdo, además de en los premios que fueron otorgados por unanimidad, en que Asturias necesita urgentemente más promoción si no queremos que sectores como el de las casas rurales, hostelería u hotelería terminen por derrumbarse. En el último año la política de promoción del Principado ha sido prácticamente nula y la de los ayuntamientos ¿Para que les voy a contar?. Ahora, para rematar el 2012, y sin que ello quiera decir que los trabajadores no tengan muchas razones para ir a la huelga, que las tienen sin duda alguna, el sector parará en fechas clave lo que en mi opinión supondrá el cierre de establecimientos y el despido de empleados. El fin de año, entre la amenaza de esta huelga y la crisis, está prácticamente perdido y, por ejemplo, restaurantes tradicionales y de solera de la capital han suprimido la tradicional cena de fin de año, eliminando música, cotillón, sopas de ajo, etc. Alguno cerrará completamente y otros tendrán abierto el restaurante como si de un día cualquiera se tratase.

Desde la modestia de ASPET, por supuesto, y con la mejor de las intenciones, hacemos un llamamiento a  las partes para que, aunque sea in extremis, se llegue a un acuerdo y se anule la convocatoria de huelga. Al final no hace muchas fechas los sindicatos de clase llevaron a cabo una huelga general contra la política del gobierno de Mariano Rajoy y ya ven para que ha servido, para que el gallego nos apriete aún más el cinturón.

En la reunión de esta mañana tuve la ocasión de saludar a distinguidos colegas como César Alvarez, Juan Ardura, Ignacio Sánchez Vicente, Angel Fidalgo, los hermanos Batalla, Higinio del Río -no llovió desde que desde Madrid me enviaba a Hoja del Lunes de Oviedo unos estupendos artículos sobre los asturianos en la capital de España-, el archivero Agustín Hevia Ballina, todo vitalidad y cultura, Luis Javier del Valle, Ceinos con el que me conjuro para más pronto que tarde vernos Sporting y Real Oviedo juntos en primera división, y el editor Benjamín Lebrato que diseñó la magnífica revista de la ASPET con el título de Aspetur y que aprovechamos para presentarla en sociedad. También asistió el secretario de la ASPET Pedro Crespo, cronista del Centro Asturiano de Oviedo, quien tras varios años en el cargo nos comunica su decisión de dejarlo en enero. Dada su excelente labor no será fácil sustituirlo.

Lo dicho, que no decaiga el ánimo y a promocionar, señores del gobierno, más Asturias que los periodistas y escritores de turismo estamos dispuestos a empujar este carro del país hasta donde haga falta.