Cuando estaba a punto de cerrarse un acuerdo sobre la reforma de la negociación colectiva entre las organizaciones empresariales y los sindicatos, la CEOE rompió el pacto.
Los halcones de las organizaciones empresariales echaron atrás los acuerdos habidos hasta ese momento, acuerdos que tras la reunión entre la CEOE y los sindicatos se iban a trasladar al Ministro de Trabajo en una reunión ya acordada entre los interlocutores sociales.
Las políticas que han emanado de las instituciones europeas, Pacto del Europlus, reducción de costes laborales, debilitamiento de la negociación colectiva, pérdida de la calidad de los sistemas de protección social y de los servicios públicos, trasladadas tal cual, por el Gobierno del PSOE; la contaminación medioambiental que han supuesto la grave derrotada del partido del gobierno, conscientemente buscada por la gestión realizada en la crisis; las directrices de reforma laboral surgida del plan de rescate de las instituciones de la Unión Europea a aplicar en Portugal; las interferencias de ese club de élite que atiende al rimbombante nombre del Consejo de Competitividad al que el presidente del Gobierno ha dado carta de naturaleza, por encima incluso de la representatividad de las organizaciones empresariales; las declaraciones del Gobernador del Banco de España, que es capaz de poner deberes a los agentes sociales olvidándose de implementar de una vez por todas que fluya el crédito a las pequeñas y medianas empresa y a las familias para generar actividad; junto a la rebelión interna de algunas organizaciones de la CEOE, que anteponen su concepción de la grave crisis económica que atraviesa el país como la oportunidad para cercenar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, a buscar una salida que evite las cargas que suponen la reducción del déficit entre los sectores más débiles de la población, enmarcan el contexto de la negociación habida. En el fondo, la CEOE, rompe el acuerdo, apostando por el patrón de crecimiento que nos ha conducido al agravamiento de la crisis: reducción de salarios, incremento brutal del poder empresarial, ninguna iniciativa que conlleve el cambio de modelo productivo. De siempre, desde hace decenas de años, el sindicalismo confederal ha presentado iniciativas y propuestas en pro de la mejora del marco de la negociación colectiva.
La CEOE, una vez más, como ya, ha ocurrido en años anteriores, se desdice de lo firmado en las Declaraciones del Diálogo Social, y en los Acuerdos Interconfederales, los últimos el 9 de febrero de 2010, (Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva ), y el ASE (Acuerdo Social y Económico) el 2 de febrero de 2011.
Su concepto del diálogo y de la negociación, está lejos del equilibrio y más en función de su cuenta de ganancias. Siempre los intentos de incumplimiento y abandono de lo firmado ha formado parte de la conducta de CEOE y CEPYME. El seguimiento de la aplicación del AENC y el ASE, lo confirman.
Los compromisos adquiridos en el ASE, alcanzaban el desarrollo de un proceso de negociación y suscribir un acuerdo interconfederal en el que incorporar los acuerdos para la reforma de la negociación colectiva.
Ahora, las propuestas sindicales, detallaban los objetivos y criterios esenciales para mejorar la negociación colectiva: estructura y vertebración, legitimación, flexibidad interna, innovación y adaptación de contenidos, gestión de los convenios, el papel de las sindicatos en las PYMES y los derechos de participación sindical en relación a la organización del trabajo, especialmente para garantizar los derechos de los trabajadores en el empleo y en las condiciones laborales. Y un objetivo fundamental: evitar la judicialización de la negociación colectiva.
La CEOE, impide el acuerdo, y vuelve a sus reivindicaciones de siempre, el empresario semejante al amo, el mejor convenio es el que no existe y los sindicatos representativos y más representativos, cuanto más débiles y más lejos del centro de trabajo, mejor.
Ahora el Gobierno anuncia que decretará y legislará. Opino que el Gobierno haría bien en no entrometerse en este jardín y tener en cuenta la tradición europea, en las relaciones laborales, no vaya a ser que como ya ha ocurrido otras veces, vuelva a errar. La negociación colectiva pertenece a la autonomía de las partes, y nunca las reformas unilaterales han cumplido los objetivos que dicen enunciar.
*Secretario confederal de Acción Sindical de CCOO