Recomponer el PSOE

Ya están en marcha los mentideros políticos, los politólogos de academia y de ocasión, los tertulianos desaforados y cronistas, lanzando sus particulares e interesadas quinielas para predecir el sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba. Las listas incluyen a Fernández Aguilar, Carme Chacón, Madina, Bono, López  y al impresentable Almunia.

Las fuertes derrotas del partido en las elecciones de Galicia y el País Vasco, a las que habrá que añadir el desplante, que ya se anuncia, en Cataluña, debido a un PSC que se ha despojado de las mejores señas del socialismo histórico para abrazarse a un nacionalismo antiguo, han resquebrajado el partido, propiciando un fuerte debate orgánico.

Por si fuera poco, aparece Carme Chacón con un duro rechazo al referéndum catalán y deja en evidencia a Pere Navarro. Hace poco desde este “ventanal” se comentaba que el PSOE estaba en peligro de desintegración y que tal situación agravaría aún más, los problemas de gobernabilidad y estabilidad del país.

Una cosa es rechazar la partitocracia que nos devora y otra que las ideologías básicas, de la derecha centrada a la izquierda moderada se vean sustituidas por una pluralidad de minipartidos que serían incapaces de mantener una estructura de poder eficaz y que además acabarían en presa fácil de los nacionalismos periféricos. Hay que cargar en la cuenta de Rodríguez Zapatero y de su primer ayudante Pérez Rubalcaba, la marcha hacia la desmembración del que un día fue la otra guía para que España optase por la transición democrática. Con ellos se rompió la tradición unitaria del PSOE iniciando un proceso de vaciamiento del Estado como precio para seguir en el poder. Política que es rotundamente contrario a los principios socialistas que ven en el Estado el mejor instrumento para llevar adelante un proyecto político de igualdad y de solidaridad.

El “trabajadores de todos los países, uníos”, casa muy mal con los pactos de socialistas y nacionalistas que discriminan territorialmente.

Las contradicciones en el seno del PSOE lo están llevando a la confusión y a las situaciones esperpénticas. Mientras Rubalcaba se muestra comprensivo con el PSC, respecto a la oportunidad del referéndum de autodeterminación de Cataluña, el expresidente de Extremadura, Rodríguez Ibarra se ha encargado de recordar lo que el mismo Pérez Rubalcaba dijo que el 1 de febrero de 2005 cuando se discutía en el Congreso de Diputados el plan Ibarretxe. Merece la pena transcribir uno de los párrafos que Rodríguez Ibarra ha traído a colación, recomendando que se lea por el Comité Federal del PSOE: “vamos a decir no a este proyecto porque es radicalmente inconstitucional. Avanzaré algo más, los socialistas nunca estaremos detrás de un proyecto que exija un cambio en la Constitución, nunca. Algo más, no estaremos detrás ni permitiremos que ese cambio se produzca nunca.”

No cabe mayor rotundidad, poniendo de relieve que es urgente tomar medidas para que los recientes descalabros electorales no lleven a la destrucción del partido. En las próximas fechas, después del 25-N comenzarán los movimientos de fichas en Ferraz y las llamadas a las bases. Lo deseable es que el PSOE, más allá de mejorar liderazgos, recupere su identidad de partido, su unidad ideológica y la capacidad de junto al otro gran partido  nacional, el PP, hacer frente común al nacionalismo.



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