Nos están acuciando de tal modo con el presente económico, nos están distrayendo de tal modo con la “burbuja” mediática del entretenimiento…, que olvidamos lo que deberíamos, por dignidad, por solidaridad, por justicia, recordar cada instante: los grandes desafíos actuales –hambre, pobreza extrema, desgarros sociales, víctimas de grandes catástrofes naturales (Haití…) o bélicas (Darfur…), deterioro del medio ambiente…y el futuro.
No podemos seguir así, con unos cuantos en las riendas del destino común en sus manos, el resto de la humanidad, azorada, sumisa, sobreviviendo a duras penas en muchas ocasiones, sin que las comunidades científica, académica, intelectual, artística… asuman el liderazgo que le corresponde en el “despertar” que, en cualquier caso, se avecina.
Y, en el centro de los motivos esenciales para desentumecer la voluntad y conciencia colectivas está Palestina. Una y otra vez los esfuerzos y las ilusiones de llegar al final del proceso de paz y convivencia se ven frustrados por una inclemente, perseverante, poderosa, violenta y altiva actitud israelí. Los años pasan y las generaciones de palestinos se suceden en medio de la humillación, el sometimiento y el dominio. Vidas enteras en campos de refugiados, vidas enteras marginadas, sin luces consistentes al final del túnel. Es la humanidad entera la que ahora debe alzarse en favor de Palestina y lograr la convivencia pacífica que la mayoría de israelíes y palestinos anhelan, frente a los “ultra” respectivos y muy particularmente unas autoridades de Israel tan influyentes que logran no sólo aplazar una y otra vez la culminación del proceso de paz sino que logran que los Estados Unidos-Israel no trabaja con la Administración norteamericana sino en la Administración misma –dejen de pagar las contribuciones correspondientes a su pertinencia en aquellas instituciones internacionales que acepten en su seno al Estado palestino.
Estoy orgulloso por el reconocimiento, hace unos meses, del Estado de Palestina en la UNESCO por mayoritaria decisión de los Estados Miembros de la Conferencia General. Pero se está tolerando, sin embargo, lo que nunca debería tolerarse: Estados Unidos sigue en la Organización… pero sin pagar, imponiendo una ley local a una Institución internacional.
En el recinto de la UNESCO existe desde 1997 una bellísima Plaza de la Tolerancia diseñada por el gran artista israelí Dani Karavan, dedicada a Isaac Rabin. Con él sí que estuvo a punto de firmarse la paz con Yasser Arafat, incluida la co-capitalidad de Jerusalén. Fue asesinado poco después y decidí honrarle de este modo, para que quedara pública constancia de que la paz es posible. Y para ocupar permanentemente en la conciencia colectiva el espacio que corresponde a la tragedia palestina.
Dejemos de obedecer a los plutócratas y asumamos nuestras responsabilidades. Refundemos unas Naciones Unidas efectivas… e iniciemos el camino del mañana que soñamos, en el cual uno de los primeros objetivos es, precisamente, el pleno reconocimiento de Palestina.
No olvidemos a Palestina ni un día más.