De un tiempo a esta parte estoy observando en mis paseos por la Pista Finlandesa de Oviedo innumerables y diferentes tipos de personas, las parejas con hijos que van a tomar el aire fresco del Naranco, los abuelitos que ya sin sus hijos pasean recordando que todo tiempo pasado parece que fue mejor, los amigos deportistas que en parejas o grupos se ponen en forma cada dia y también los solitarios que prefieren ir al ritmo que marca su propio corazón, el que va haciendo marcha o el que agita tanto los brazos al correr que sólo de mirarlo uno se cansa, en fin, todos aparentemente gente sana que disfruta de un entorno hermoso de la ladera de nuestro Oviedo.
Pero al igual que aquellos, también pasean los que llevan a su mascota a un lugar libre donde puede esparcir de los ruidos y contaminaciones de la ciudad y donde nadie le obliga a limpiar el suelo cuando hace el perro sus necesidades, está en la naturaleza, en el campo y no se hasta que punto tiene o no obligación, va en la conducta cívica de cada uno y su libertad.
El problema viene cuando entre paseantes, deportistas, abuelitos y niños se cruzan perros de considerables tamaños y razas sin sueltos y campan a su libre antojo por allí, con el consiguiente peligro que puede haber cuando ni el dueño se lo espere.
Tuve perros,gatos, caballos e innumerables tipos de animales y me encanta verlos libres, de hecho el mayor tiempo posible en la zona cerrada que los tenía corrían libremente, que es como debe de estar un animal, dentro de la jaula dorada en la que los tenemos los humanos y si no fuera por lo que vi hace unos días paseando por la pista, este comentario no habría salido a la luz.
Un perro de no gran tamaño corriendo hacia un niño que jugaba inocentemente con una pelota cerca de la fuente donde paramos a abrevar cuando ya se nos seca la boca después de tanto paseo, el perro no corría para jugar, ya que no tenía nada que ver con el niño, vi como en un momento, sin darse apenas cuenta padre ni dueño parecía la caza del león al gamo, aunque en este caso el gamo (niño), tenia menos opciones de escapar, como así no fue.
El perro en unos segundos estaba encima del niño mordiéndole en una pierna.
No se el final de la historia en cuanto a denuncias y demás, no parece que al niño le hubo pasado nada, pero el peligro camina suelto por la pista y esperemos que el concejal pueda poner criterio en el lugar y sobre todo Seguridad.