Los miembros de la Cofradía de los Quesos del Principado de Asturias, cuyo comandante en jefe es Dionisio Cifuentes, acudimos a Sebares (Piloña) a probar un arroz con pitu de caleya además de pasar una tarde agradable bajo la panera en la finca de José María Noriega con él que, junto con Ignacio Gracia Noriega y Che Plaza, allí presentes, estudié en el colegio Santo Domingo de Oviedo. Noriega es un empresario emprendedor donde los haya habiendo promocionado a fondo el turismo rural a través de las casas que aquí tiene así como las pernoctaciones en el hotel Palacio de Rubianes, en la falda del Sueve, con campo de golf incluido. Aquí, en Sebares, tiene el palacio de Sorribas que es donde hicimos la concentración en torno a un arroz con pitu que magníficamente nos preparó Alfonso el de La Pérgola, veterano restaurador, que sabe tratar el arroz como pocos en Asturias y que ahora, ya jubilado pero en buena forma física y mental se dedica a viajar y disfrutar de la vida.

Como siempre Toni Bascarán y su hermano Manolo inmortalizan la jornada con sus cámaras mientras Luis Javier del Valle y Emilio Serrano cambian impresiones sobre el momento del sector hostelero. Guillermo Díaz no pierde detalle y el doctor Adolfo Barthe Aza se lleva un aplauso por la buena recuperación que está teniendo tras la delicada intervención quirúrgica a que estuvo sometido fechas atrás. Juan Granda, que es de Sebares, donde su padre tiene una estatua por haber sido un importante emprendedor de la zona, me explica pormenores de la zona mientras Armando Alvarez como Rafael Secades asienten a la calidad del licor de piesco de Los Serranos. La Cofradía tiene un detalle con Isabel, la esposa del anfitrión, y también con el cofrade de honor Ignacio Gracia Noriega a quien le regalamos el libro sobre los quesos asturianos que recientemente ha editado la cofradía. Gracia Noriega, que no solo por haber estudiado en los dominicos de Oviedo tiene muchas tablas y amplia cultura, nos larga una improvisada charla recordando a Gaspar Melchor de Jovellanos quien estuvo en esta finca quejándose de lo empinado que era la carretera hasta llegar al palacio y de como, estoy completamente de acuerdo, lo asturianos continuamos sin saber vender bien nuestros productos, siendo como somos la mancha quesera más importante de Europa. El articulista nos relató una anécdota de cuando Ramón Pérez de Ayala se relacionaba con Clemenceau y una vez al año le enviaba a París con una misiva un buen queso de Cabrales. Tanto le gustaba nuestro queso al médico, periodista y político francés Georges Clemenceau que un día le llegó a reconocer al escritor asturiano que el Cabrales era, por lo menos, tan sabroso como los quesos franceses. Y para que a Clemenceau se le escapase ese elogio ya tenía, ya, que gustarle el Cabrales.

Ha llegado a Oviedo desde México el sobrino y ayudante cuando la guerra civil del general Miaja. Fernando Rodríguez Miaja acompañó a su tío a México en el exilio y se convirtió en un importante empresario de aparataje industrial en aquel país. Con más de 90 años y en muy buena forma el sobrino del general Miaja no olvida Asturias y este fin de semana estará visitando el museo de los Indianos en Colombres invitado por su presidente, el profesor José Luis García Delgado. Fernando Rodríguez Miaja ha donado años atrás a dicho museo importantes pertenencias del general Miaja como la pistola, la bandera, utensilios del despacho,etc. Su ilusión y la de la familia -Fernando Rodríguez Miaja se casó con una prima, hija del general, lamentablemente fallecida hace unos meses- es la de que una calle de Oviedo lleve el nombre de su tío. E l general Miaja nació en Oviedo y en un anterior viaje a nuestra ciudad se entrevistó con el alcalde Gabino de Lorenzo solicitándole tal distinción pero, hasta el momento, la callada es la respuesta. El lunes el sobrino del general, a quien acompaña una hija, visitará Cudillero invitado por el escritor Juan José Menéndez autor de una biografía del general Miaja con prólogo del sobrino. Una vida apasionante la de este ovetense, militar profesional, que aguantó Madrid mucho tiempo ante las embestidas del ejército de Franco. Su sobrino, ahora de nuevo en Asturias, puede dar fe de ello.