El secretario general de CCOO de Asturias Antonio Pino, sindicalista curtido en mil batallas y muy conocedor de la actual y triste realidad asturiana, ha comentado el último informe de la coyuntura asturiana elaborada por su sindicato y sin andarse por las ramas califica el panorama de desolador. Efectivamente, el Principado, con un gobierno maniatado por las directrices de Madrid, sin instrumentos financieros regionales que coadyuven a un intento de despegar nuestra economía, con una clase empresarial muy tocada especialmente por la burbuja inmobiliaria y el decaimiento del sector servicios y con una industria decadente, está en una mala situación para parar la sangría de los ERE, el desempleo e incluso la falta de prestaciones a desempleados que ya han agotado los plazos para recibirlas.
El propio Pino y también el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), que también ha hecho un ERE, Severino García Vigón hablan ya sin recatarse de lo urgente que es que cuanto antes en Asturias se llegue a una concertación sindicatos y patronal con la implicación del propio gobierno. Entre la gente joven cualificada cada vez hay más planes para coger la maleta e irse al extranjero; la sangría, pues, es enorme y ni la buena intención de la universidad lograr pararla puesto que, según mis noticias, en la principal institución docente de la región a fin de año habrá un fuerte recorte en contratos de investigación.
Palanca financiera en condiciones, como digo, no tenemos. Como tal actúan las dos Cajas Rurales, la provincial y la de Gijón, que bastante hacen, y una cierta labor del Banco Sabadell a través de la marca Banco Herrero que como preveía hace tiempo va comiendo el mercado a la que es todavía la principal institución financiera de la región, Cajastur, prácticamente desaparecida junto con otras cajas en esa vorágine que se llama Liberbank y en donde estamos descubriendo que no es oro, ni siquiera mirra, todo lo que reluce.
Pasan los días y el gobierno autonómico no acaba de resolver la financiación de los 423 millones de euros que Javier Fernández tenía previsto desde el día en que tomó posesión como presidente para relanzar algunas obras y proyectos en vista que del gobierno de Mariano Rajoy poco podemos esperar. Sin embargo el potencial laboral e industrial de Asturias está ahí, adormecido pero está ahí. Aún tenemos joyas de la corona que al paso que vamos habrá que levantarles un monumento, caso de la Central Lechera Asturiana, de la Dupont, del Grupo TSK, de Duro Felguera, de la Bayer, la ingeniería Impulso, Telecable o HC, por citar, aunque es cierto que algunas son propiedad de multinacionales.
Esa concertación regional que pide Pino y García Vigón, y sobre la que estoy seguro Justo Braga, el secretario de la UGT asturiana, no estaría en contra, urge llevarla a la práctica. Asturias es en estos momentos como una de aquellas míticas máquinas a vapor que subían y bajaban el Pajares y que si no se echaba carbón y madera a sus hornos el tren no tiraba. Asturias es como una de esas máquinas con el fogón casi apagado, de ahí que se necesite buscar combustible para que las bielas se pongan de nuevo en movimiento. Es que hay que hacer algo o a no mucho más tardar nuestra región será como una de esas máquinas históricas pero muertas que se exhiben en el museo del ferrocarril en Gijón