Ahí las tienes: perlas, mantillas y encaje, el no va más del vintage franquista. ¿Cómo no va a estar encantado el cardenal? Como un ratón encima del queso, manchego por supuesto.
Perlas, las que sueltan las dos. La más alta, como es una de las más ricas de España y a su marido no le falta trabajo, tiene razones para reírse. Además para dar ejemplo de austeridad y pobreza, baja a sus 159 altos cargos el sueldo un 0.43 % mientras planea quitarlo a los diputados del parlamento autonómico y reducirlos a la mitad. La otra tiene tanto morro que lo aprieta, no se le vaya a escapar la risa, que las alegrías nos las reserva para los viernes.
En mantillas nos están dejando, eso es cierto, aunque las nuestras no son de encaje, más bien un pañal. ¿Y la peineta? La que nos están haciendo esas dos pavas a usted y a mí (cualquier día nos modulan, ya verá) y a la mayoría silenciosa (a los que no sean de rezar). Son tan chulas que reirían hasta en un funeral, aunque su sonrisa no es beatífica, más bien terrorífica.
Encaje también tenemos, demasiado, ¿no? Porque esta crisis es una estafa. Estamos alimentando a los bancos con el dinero que se quita al bienestar, manteniendo lo privado con el desmantelamiento de lo público. Y tal parece que nos da igual. Como a ellas. Tres avemarías y todo resuelto, que para eso cuentan con la bendición de su Santidad.
Y es que las miras y lo ves todo negro, como los curas y los toros. Como el futuro que tenemos. Pura Marca España. Una imagen vale más que mil palabras...