Hace unas semanas, Hugo Chávez, herido de cáncer, tomo el avión “chupadólares” y se fue a la isla de Cuba, la tierra amada. Allí habló de nuestro destino como país con su alter ego inflado, el ya casi difunto Fidel Castro. Platicaron cuatro horas de lo divino y lo humano, es decir a manera santa de Teresa y San Juan de la Cruz en “muero porque no muero”.
Todo rodeado de misticismo en la tierra de los babalaos con la intervención de babalocha en una un ceremonia de incienso y puros, ya que Chávez estaba en la isla que se muerde la cola invitado por la santería unida al vudú y la macumba brasileña; a su lado estaba el gran Orula, alguien que impide que el terrible Olokum, dueño de las profundidades de la vida y la muerte, marque el destino inexorable del hombre.
El presidente venezolano le tiene pánico al domingo 7 de octubre, fechas de las elecciones presidenciales, día en que pudiera perder el poder que asume como algo propio
En esos minutos se habló de muchas cosas. Se hizo repaso a una vida y ante todo del Che Guevara, cuya sangre se la bebió Fidel y creó un mito.
Cuentan por estos lares los brujos de ocasión, abundantes cual la marabunta cuando suelta sus hormonas, que Hugo cual Fidel, el hombre de la barba bermeja, debería morir en la cama como Vito Corleone, el personaje de El Padrino, o el viejo patriarca, henchido de otoños y visionaria poesía de Gabriel García Márquez. Es más, le incumbiría seguir los pasos del dictador Juan Vicente Gómez, y descasar envuelto en una ruana, fusil al hombro y un sombrero de alones, mientras en Capacho, estado Táchira, frontera con Colombia, entre un claro de luna menguada, sintiera el yermo y cieno de La Mulera.
Lo suyo serán surcos en los esteros en Barinas, tierra del llano, entre el vaho lechoso de la mañana y los silencios arrumados de los morichales. Él sigue creyendo que el socialismo es la esperaza para la libertad humana y la justicia.
Cierto sería si él no jugara a los dados haciendo trampa con el país cual autócrata de pacotilla.
Lo dijo Santa Teresa de Ávila: “Se derraman más lágrimas por plegarias atendidas que por las no atendidas”.
Chávez – por primera vez – puedes perder la presidencia el domingo - Si gana, Cuba y Venezuela serán un solo país: Venecuba.
Si eso sucede, el cronista tomará la vieja maleta – siempre prepara – y regresará – tras 40 años – a morir a la tierra de sus mayores, un recodo del barrio Llano del Medio, dentro del viejo Gijón envuelto en bruma de salitre.