¡Qué seáis buenas personas!

 

En tiempos de tanta incertidumbre, de tanta inseguridad – a pesar de vendernos “seguridad” a cada instante- es normal que todos andemos nerviosos, tensos, con los oídos más susceptibles de lo normal y esperando escuchar  alguna receta que nos descubra la solución a este enigma, a nuestra crisis, que algunos ya tildan de “problema de prosperidad”, en resumen, que aparezca de una vez el bálsamo de Fierabras que neutralice nuestra persistente y agobiante situación. Esta angustia vital nos lleva a estar atento a cualquier comentario, por sencillo que sea, para sacar lectura, conclusiones. Así, el pasado sábado, día de la Santina, patrona de Asturias, el párroco de la Iglesia de Santiago el Mayor de Sariego, en una ceremonia nupcial al dirigirse al nuevo matrimonio, al finalizar la ceremonia, dijo. “¡Qué seáis buenas personas!”. Las palabras aunque tenían un destinatario claro, eran también un envite que percibimos los demás fieles y me suscitaron las siguientes reflexiones que paso a exponer.

¿Hay dificultad en los tiempos que vivimos para formar “buenas personas y que ejerzan como tales”?¿Sigue siendo un objetivo tendencia o ya estamos tan despersonalizados que ni se plantea? ¿Habremos cambiado de objetivos o nos lo han cambiado? Podría seguir elaborando preguntas como éstas o parecidas con la intención de resaltar la importancia que ha tenido y debe seguir teniendo el ser humano en la sociedad y esta crisis que vivimos, que no sólo es económica, como falsamente se cree, puede ser una oportunidad para cuidar y proteger aquello que verdaderamente importa y nos hace personas. Todos sabemos que la moral, palabra silenciada y frenada en los tiempos de la vorágine económico, en los tiempos que lo único importante era amasar dinero como fuese, sin importar el cómo, vuelve ahora circular, a coger importancia, y paradójicamente quienes más la obviaron hacen ahora de ella su bandera, así recientemente la número 2 del PSOE, la señora Elena Valenciano  comunicaba que “ el PSOE se separa del Gobierno por razones morales y económicas” , afirmación que sorprende cuando la mentira ha sido una constante en la política zapateril que por negar, llegó a negar la misma crisis, que toma origen hacia el 2.007. Pero como dice el refrán “nunca es tarde, si la dicha es buena”, y bueno es que la vida política se impregne de moral, de respeto a la verdad y de búsqueda del bien. ¿Cuándo dejaran los partidos de utilizar la “mentira” como estrategia política y más en situaciones límite como las que vivimos? También recientemente algunos estudiosos al analizar el porqué del excesivo fracaso escolar de nuestro sistema educativo, - la tasa de abandono escolar en España es del 28,4%, y la media europea está en el 14% -, aducían como causa una falta de motivación moral y llegaban a plantearse como la solución , la implantación de un tratamiento genético o neurológico que permita fomentar las emociones que apagan nuestro sentido de la justicia…¡Mal estamos cuando oímos estas propuestas! ¡A tal punto ha llegado nuestro declive moral! ¿Quiénes son los culpables? ¿Por qué hemos permito y consentido este desmoronamiento de las estructuras morales de la sociedad? Los poderes económicos algo tienen que decir al respecto. Recientemente en uno de sus escritos el Premio Nobel de Literatura don Mario Vargas Llosa decía : “La civilización postmoderna ha desarmado moral y políticamente a la cultura de nuestro tiempo”…Visto lo expuesto, queda claro que la crisis moral que vivimos es la desencadenante de las demás crisis que nos asolan, y para combatirlo sólo me queda pedir que usemos la inteligencia para el bien, enfundemos el “chaleco moral” y desear , como el sacerdote, : ¡Qué seáis buenas personas!, pues, no viene mal recordar que para vivir con dos comidas al día tenemos suficiente.




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