- Primera lección: no es políticamente adecuado ni democráticamente tolerable que se siga actuando sin dar las explicaciones que proceden, sin decir por qué se hacen transferencias de miles de millones del Tesoro a entidades bancarias o a Comunidades Autónomas, sin que el pueblo conozca a qué se deben los inmensos “agujeros” de algunas entidades financieras o las apremiantes necesidades “de caja” de unas u otras Comunidades Autónomas. Catalunya, por ejemplo, tiene una población que es el doble de la valenciana y es notorio que se ha invertido en grandes instalaciones industriales, científicas y tecnológicas, con independencia de que haya también cometido errores y gastos que estén por encima de lo que era prudente, si bien la más importante entidad bancaria de Catalunya es capaz de mantenerse firme ante los vendavales de los mercados que venimos sufriendo en los últimos años.
- En Valencia –sigo hablando por diferencias cuyas precisiones me gustaría conocer, igual que a la gente en general- hay una gran cantidad de gastos indebidos, impresentables y hasta delictivos, con imputaciones de corrupción, y dos grandes entidades bancarias que han quebrado sin que de momento veamos que los culpables hayan sido juzgados, con patentes inversiones (no quiero citar a la del aeropuerto de Castellón) en colosales espectáculos deportivos y en circuitos de la Fórmula 1…
- Escribo todo lo que antecede sólo porque me gustaría que me precisaran rápidamente cuál es la realidad, por qué se hacen tantos aspavientos en un caso y tan pocos en otros, por qué de pronto se deciden dar cantidades equivalentes a las que solicitan estas Comunidades Autónomas a una sola entidad madrileña cuyo “agujero” supera los 20.000 millones… o por qué una sola entidad bancaria de Galicia necesita un “rescate” de 5.000 millones, la misma cantidad que requiere para disponer de la imprescindible liquidez la comunidad catalana…
- Otra lección: una parte importante de los fondos de “rescate” vendrán de las Loterías del Estado. ¡Menos mal que no se han privatizado! ¡Menos mal que todavía nos queda la RENFE, que ahora ya empieza a tener un valor realmente importante…! Recuerdo cuando hace tan sólo diez años se proclamaba que la privatización era la gran solución. Se ha desvencijado a los Estados-Nación. La lección a aprender es que no era el camino mejor. Lo correcto es que al menos todas las grandes instituciones relacionadas con el servicio público tengan una mayoría del Estado. Del Estado democrático, bien entendido.
- Otra lección: ¿a qué interés prestarán al ICO los fondos destinados a las Comunidades Autónomas los bancos que han recibido fondos de la “barra libre” del BCE al 1%? La lección es que hay que evitar este “bucle perverso”, que no entenderemos hasta que no sepamos claramente y de una vez cuáles son los intereses y cuál es la magnitud de la recuperación de la deuda adquirida en su momento por las grandes instituciones europeas, especialmente alemanas.
- Otra lección: la desafección que los ciudadanos manifiestan en relación a los partidos políticos y el Parlamento es muy preocupante y no mejorará hasta que no informen ampliamente a los ciudadanos, sobre todo, cuando hay en estos momentos tantas personas que se hallan en una situación crítica y que empiezan a tener gravísimos problemas para vivir en condiciones mínimas. Es mejor informar a tiempo, es mejor acercarse decididamente a la ciudadanía que distanciarse progresivamente de ella, que se siente defraudada, confusa, desprovista de horizonte.