Han pasado unos cuantos días desde la mágica noche electoral que vivimos todos los integrantes de Foro Asturias. Cinco días en los que he preferido no escribir este post, con el único fin de que el excesivo ánimo o la euforia del momento, no se llevasen parte de la objetividad imprescindible para expresarme, sin que me ciegue la pasión.
Hemos sido muchos, un verdadero hormiguero humano, los que hemos contribuído al éxito de una empresa, que no por corta ha resultado menos intensa. El trabajo y la ilusión ha sido el motor en nuestros grupos de trabajo, en la campaña o en los repartos. Unidos hemos conseguido en un tiempo record lo que muchos, hasta la madrugada del lunes nos habían negado.
Poco a poco empezamos a ser conscientes de lo obtenido. A lo largo de esta semana me he sentado incrédula ante el televisor, o he leído los periódicos, y no he dejado de asombrarme al observar como nuestro nombre era pronunciado, con mayor o menor fortuna en todas las cadenas de televisión y emisoras de radio nacionales, donde Álvarez-Cascos era entrevistado, incluso por los primeros espadas del periodismo. Hemos visto decenas de veces el logo del hormiguero abrir los informativos, o a nuestra futura Alcaldesa prodigarse en los diarios de tirada regional.
¡De repente existimos! Parece que la marea de Foro Asturias por fin ha salido a la luz pública. Durante meses hemos sufrido la mordaza informativa, y el ostracismo mediático, todo ello acompañado de obstrucciones, difamaciones y mentiras. Algunos de los que han formado parte de esta persecución, haciendo gala de una amplitud de miras cuando menos sorprendente (llamese también intereses personales o de mercado), han ido mudando la piel, según se iban cerrando los colegios electorales, y la brisa del cambio entraba como un verdadero huracán en las sedes de los diferentes partidos.
Hubo quien lloró, haciendo uso del último recurso en democracia: el derecho al pataleo. Algunos insensatos, sin llegar a encajar la derrota y en vista de la nueva realidad que se abría ante sus pies, han sufrido un vértigo absurdo que los ha llevado lanzar dentelladas a diestro y siniestro, intentando buscar en el adversario político las causas que únicamente se encuentran en su propia soberbia, negligencia, o ineptitud.
No ha faltado quien se ha quejado amárgamente de unos votos que no llegaron a tiempo, o simplemente no se llegaron a producir, por una reforma de la ley electoral que dificultaba el voto emigrante, mediante el llamado sufragio rogado. Pero se callan, quizá avergonzados, porque ellos mismos se sacaron esta normativa de no se sabe qué manga. Por supuesto pueden lamentarse de la campaña electoral que realizaron unos y otros, plagada de insultos, descalificiones personales, y guiños de compadreo entre los dos grandes partidos, que lo único que pretendían el 22 de Mayo era cubrir el expediente y repartirse, una vez más, equitatívamente las porciones de la tarta.
En todas estas previsiones alguien o algo falló (quizá fue IPSOS). Hicieron algo que nunca se debe hacer ante un adersario, nos infravaloraron afirmando que sólo éramos una ”panda de amigos”. Para ellos quiero dejar una reflexión del gran Sun Tzú que, en El Arte de la Guerra, dice:
” Conoce al enemigo y conócete a ti mismo y, en cien batallas, no correrás jamás el más mínimo peligro. Cuando no conozcas al enemigo, pero te conozcas a ti mismo, las probabilidades de victoria o de derrota son iguales, y si en otro caso ignoras al enemigo y no sabes nada de ti, estás en peligro en cada batalla”.
Según el María Moliner, hay diferencias semánticas claras entre vencer y ganar. Vencer, del latin “vincere” se refiere a “obligar al enemigo o competidor con la propia fuerza o superioridad a abandonar la lucha; quedar dueño de la cosa disputada; imponer a alguien su voluntad en lucha por cierta cosa; imponerse a una cosa o preponderar sobre ella”. Ganar, aunque pueda asimilarse al anterior concepto, tiene connotaciones diferentes, su raiz procedente del germánico “waidanjan” significa cosechar. Puede definirse como “ la adquisición de una cosa con trabajo o esfuerzo; conseguir fama, renombre o estimación de alguien; obtener cierta cosa disputada a otros en concurso o competición; mejorar en cierto aspecto o con cierta cosa” .
Después de analizar pormenorizadamente los resultados del pasado fin de semana, y teniendo en cuenta las sutiles diferencias de los términos, podemos afirmar sin ninguna duda que Foro Asturias ha ganado, y que los Asturianos han vencido.
Sólo me queda un último apunte que me gustaría hacer como autoreflexión. Aunque la frase “el verdadero trabajo empieza ahora”, suene ya muy manida, entronca directamente con el espíritu de esfuerzo de nuestro partido. El camino no se acabó el 22 de Mayo, ese día se gestó el verdadero punto de arranque. Hasta ahora sólo teníamos nuestra ilusión, y en nuestras conciencias sólo pesaban el apoyo incondicional de nuestros afiliados, y nuestra propia categoría moral. Ahora contamos con el aliento de decenas de miles de asturianos, que junto con su papeleta, pusieron en las urnas todas sus esperanzas expresando, de esta manera, la necesidad perentoria del cambio en nuestra tierra. Por ellos. Por Asturias.
*Carmen Moriyón es concejal electa por Foro Asturias y candidata a la Alcaldía de Gijón