Me considero un observador de la vida. Mi curiosidad abarca un sinfín de hechos acaecidos y otros que emergen cada día. Ahora que ya los años se alejan de mis albores, además de las horas de oficina, las otras que son solo mías las dedico a mis placeres. Aparte de comer y dormir que obviamente debo usar.
Las horas de mayor gozo son las compartidas con mis amigos, en esos momentos los sinsabores cotidianos dan paso a esas veladas mágicas llenas de risas, brindis, guiños, todo vale.
A veces, pienso, si pudiera detener el reloj...y que éste se quedara en suspenso toda la noche en un solo minuto. Sería como estar en el cielo.
La música que envuelve esos nidos nocturnos por donde pululamos los que vivimos las movidas de los 70,80,90... pongo todas, y termino antes. Cuando no ando de pingo. El otro nido (el dulce hogar) me da el otro contraste...la paz. Allí, viven conmigo los otros amigos que duermen entre los lomos de los libros. A los que doy vida cada vez que los desnudo con mi vista, linea tras linea.
Así que nunca estoy solo. Con los amigos de carne, vivo. Con los de papel, sueño. Esto de escribir es por afición y me viene desde cuando mostraba las rodillas al sol. Como lo conservo todo, tengo desde poesías, a prosas -con pretensión a libros-, solo que estos folios deben esperar a que disponga de tiempo. No es fácil salir de casa antes de las ocho y regresar a esa misma hora por la tarde.
Hay y hubo escritores que solo se dedican a escribir, pueden permitirse el lujo de hacer unas veinte lineas al día, y pasados unos 10 meses, tienen unos doscientos folios. Ya pueden publicar. Y si tuvieran que dedicar ocho horas a otro tipo de curro? Y jornada partida que se convierte en 10 horas.
Escriben, tachan, se lo pasan a mejor ver (a limpio) sus secretarios/as (1), y si no es de su agrado...para mañana. No fichan. Ya ando como perro sin dueño, quería dedicar unas lineas a mis amigos y estoy perdido en este camino sin niebla. Soy un soñador. No tengo remedio.
A lo que iba y ya para rematar. Me sentiré satisfecho si otro par de ojos que no sean los mios ni de mi familia que me siguen leen esto. La pantalla es de cristal, así que tampoco voy poder dedicar los artículos. Echo números hasta por los ojos.
Necesito unas vacaciones ya!!!
(1) Por ser fino, algún premio Nobel de literatura, todo su merito lo tienen los que escriben por ellos, ese trabajo sucio/opaco que en el argot literario los llaman "negros", así cualquiera. Tienen esclavos de las letras. Lo único que escriben -ellos- es estampar su firma en...El Corte Ingles.