¿Recuerdan que en noviembre de 2008, al solicitar el G-20 ayuda para el “rescate” de las instituciones bancarias que se hallaban en zozobra, prometieron solemnemente dos cosas: i) que se regularían de inmediato los flujos financieros; ii) que los paraísos fiscales desaparecerían de inmediato?
Pues se halla todo más desregulado que nunca y los paraísos fiscales están colmados. Vean lo que decía de 22 de julio una noticia de la agencia EFE, procedente de Londres: “Los paraísos fiscales ocultan 15 billones de Euros de los multimillonarios. Una élite de multimillonarios ha aprovechado las lagunas fiscales transfronterizas para ocultar capital por valor de 13 billones de Libras (unos 15 billones de Euros)… Estos fondos han salido hacia cuentas en Suiza o en las Islas Caimán con la ayuda de bancos privados, que se disputan por atraer activos de una gran cantidad de multimillonarios…”
Los ciudadanos no podemos cerrar los bancos de Suiza o de las Islas Caimán, etc., etc. que actúan de forma tan inconveniente para la justicia social y progreso democrático. Pero podemos dejar de comprar los productos de las empresas que no demuestren fehacientemente que no tienen (o ya no tienen) relaciones de ninguna índole con los paraísos fiscales. Y hacer lo mismo con los bancos: retirar las nóminas y cuentas de ahorro de aquellos que no acrediten su total desvinculación.
Las redes sociales, estoy seguro, podrían lograr muchísimas adhesiones a medidas de esta naturaleza.
¡Fuera los paraísos fiscales!
¡Fuera los insolidarios!