Se me ponen los pelos como escarpias al ver a las personas reunidas en la Plaza Mayor de Gijón  salir de su anonimato silencioso y hablar, compartir, organizarse, participar... Los más jóvenes descubriendo sus posibilidades, los menos jóvenes entusiasmados, felices de no dar crédito, todas y todos cargados de esperanza, alucinados por la respuesta. Muchas sillitas de bebé, abuelos, jóvenes, mayores...y ese grito olvidado, recatado, repetido: "El pueblo, unido, jamás será vencido" Y las cacerolas, sartenes, flaneras, cazos en lo alto. La calle es nuestra.

Algo se mueve, algo está cambiando. Nadie puede predecir a donde llegará este movimiento, pero, de momento ha conseguido muchas cosas. En los bares, las calles, los coles... se habla de política y no de fútbol; hemos conseguido que los políticos se retraten en campaña al pillarles por sorpresa y por unos días sus vanos discursos y falsas promesas han quedado relegadas de las cabeceras de actualidad;  las plazas convertidas en una fiesta de hermosa y solidaria hermandad; la Cope, Intereconomía y Gustavo Bueno están en contra, insultan y descalifican, ergo, están jodidos, los hemos puesto nerviosos, descolocados...y, lo más importante, el movimiento tiende a la globalidad. 

La crisis nos ha afectado a todos, a unos más que otros, pero las únicas voces escuchadas hasta ahora hablaban únicamente de recortes (de salario, de vacaciones, del estado de bienestar...) Por primera vez, las voces de los afectados tienen eco, un eco pacífico y aumentado, llamado a continuar.  Por encima de todos los que pretenden falsearlo (si está detrás tal o cual partido, ETA o el GAL) es un movimiento asambleario, popular, nacido en Islandia, crecido en Oriente Próximo, una revolución pacífica e imposible de silenciar. 

Si cuaja en Italia, Grecia, Portugal y Francia, algo puede cambiar. Y estaremos aquí para verlo. ¿No sientes un cosquilleo en el cuerpo? Hay vida más allá de la manipulación, de la corrupción, de la indiferencia... ¿De verdad creían estos políticos caraduras  que íbamos a tragar con los imputados, sus sueldos millonarios, sus rentas vitalicias, su despilfarro del dinero público? Lo primero, en este país, es cambiar la ley electoral. Y quitar del medio a los idiotas.