El sonido de voladores y petardos trema en los cielos aún no oscuros del todo, como si la noche estuviese esperando el resultado para caer, y las calles se animan con las voces que salen de las terrazas de una hostelería que hoy, y mañana por el aquello de comentar los resultados, saldrá un poco de la tristeza de estos dos meses. ¡España, Campeona! Desde luego, son cuatro golazos y el ver la cara mustia de los italianos, muy buenos para la moral nacional, tan falta de estímulos como llena de subidas de impuestos y recortes de servicios. El feliz resultado no va a evitar otros sinsabores que aún tenemos que tragar, pero seguro que va a alegrar las caras durante unos días. Y eso es muy importante para la economía y para la salud mental de la gente. Así que a los chavales de Del Bosque hay que darles unas celebraciones bien merecidas e inscribir sus nombres en letras de molde en la historia del deporte español, aunque sea del deporte de masas...felices y contentas.
Dicen que esta noche puede repuntar un poco la natalidad. No lo sé, pero por lo menos va a remontar un poco la felicidad. Esperemos que esta vez dure más de lo habitual en la casa del probe, que suele ser poco.
Pues eso: ¡Vamos, España! y, ahora: ¡Vamos, Asturies!
Y, por cierto, uno de los goles lo marcó un asturiano, Mata, a cuyo padre, Juan, aprovecho a mandar desde aquí un fuerte abrazo. Espero que el ministro Soria lo tenga mañana en cuenta...
Con su permiso, procedo a quitar el tapón al botellón. Esta noche, no me esperen.