Francisco Álvarez-Cascos cabalga vientos del pueblo

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver...ni oir. Este proceso electoral ha demostrado sobradamente que el anquilosamiento es uno de los graves males que aqueja esta sociedad. A los 'sesudos' analistas de tertulias y columnarios, incapaces de sentir el rumor agitado del pueblo asturiano que ya hacía prever un gran respaldo a Foro Asturias y a su presidente, se les llenaron enseguida bocas y plumas para simplificar la realidad dando por hecho que FAC y PP frimarán un gran pacto poco menos que hoy al desayuno y aquí paz --la de los muertos en vida, claro-- y después gloria.

 

Claro que son los mismos que no se han molestado en leer el detalladísimo programa electoral, proponiendo acciones concretas, que el virtual Presidente del Principado ha desgranado pueblo a pueblo, ciudad a ciudad, y también ofrecido a los medios de Comunicación. Y, a lo que parece, son los mismos que no han escuchado anoche con detalle las primeras palabras, cuidadosamente medidas, intensamente concebidas, del candidato ganador.

 

Álvarez.Cascos ha puesto como primera primera premisa la recuperación de la dignidad para este País y para sus paisanos: "la bandera de Asturias estaba arriada, y nos propusimos izarla en lo más alto para que nadie jamás caiga en la tentación de despreciar a nadie, de menospreciar a nadie. Y hoy podemos decir que nuesto compromiso de luchar para recuperar el orgullo de ser asturianos es el principal objetivo que hemos cumplido"

 

Y, poco después, ya en el hotel Trip y dirigiéndose en concreto a Arturo González de Mesa, "los votos de FAC no son mercancía de cambio de nada ni de nadie".

 

¿A ustedes les parece que éstas son palabras de alguien dispuesto a firmar cheques en blanco para dejarlo todo como está? A mí, no. Habrá acuerdos, claro que sí, porque el objetivo es sumar, no excluir, en la tarea de recuperar esta Asturias trimilenaria que tan bajo cayó, en su estima y su orgullo, en estas últimas décadas. Pero no, creo, apaños para dejarlo todo como está. Y no me refiero a las personas, sino a las complicidades en la ineficacia que no se ha cansado de denunciar el hasta ayer candidato a la presidencia del Gobierno de Asturias.

 

No olvide el lector que Paco Álvarez-Cascos, como lo llaman con cariño y respeto muchos paisanos ya ha formado parte de gobiernos en minoría y de gobiernos de coalición. Que es político que no rehuye el debate parlamentario, sino al contrario, en el que es ducho y brillante, hay que decirlo, y que, seguro, ha venido para continuar adelante con su proyecto y para quedarse, pero para quedarse en la Historia de Asturias.

 

Yo les recomiendo que relean su densa obra escrita, o que repasen sus discursos. Después no digan que lo les avisé.

 

Y, por supuesto, quede expresada aquí mi aceptación de esa invitación a sumar, cada uno con sus ideas y posibilidades, al conjunto de brazos que se necesitan, en cualquiera de los tres turnos, para, vuelta a izar la bandera de Asturias, remar con fuerza en dirección a un futuro en el que nuestros hijos y nuestros nietos puedan volver a decir henchidos de orgullo, no de grandonismo, en cualquier lugar del mundo y ante cualquiera : Soy asturiano.



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