¿Seguridad o paz? No. Seguridad y paz

Durante siglos, con un poder absoluto masculino, ha prevalecido -no me canso de repetirlo- la razón de la fuerza sobre la fuerza de la razón, escudados los líderes en el perverso adagio “Si quieres la paz, prepara la guerra”, jaleados, con las más oscuras alarmas y amenazas, por los productores de armamento, interesados siempre en que la paz aparezca como una pausa entre dos guerras. 
Por eso -tampoco me canso de repetirlo- las colosales inversiones diarias en “seguridad humana” alcanzan 4.000 millones de dólares cuando mueren, en el mismo período de tiempo, 60-70.000 personas de hambre y desamparo. 
Los heraldos de la “seguridad humana” ante todo, recorren la Tierra frotándose las manos por los beneficios de los artificios bélicos que venden, incluso a los más menesterosos… porque “la seguridad es lo primero”.
Y así vemos en países paupérrimos bombarderos “último modelo”… Y así Europa, a través de la OTAN, impone a los países como España, en los que se está “recortando” en educación, salud e I+D+i, cuantiosas sumas para saldar sus compromisos con la Alianza del Atlántico Norte. Es paradójico e insensato, pero la seguridad es la seguridad… 
También en este aspecto esencial, creo que el sistema actual está tocando a su fin. Por primera vez en la historia, los “pueblos” pueden cumplir, gracias a la participación no presencial que permite la nueva tecnología de la comunicación, la gran responsabilidad asumida al decidir “evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”. 
¿Paz o seguridad? No. Ahora paz y seguridad. De súbditos a ciudadanos. A seres humanos implicados y no espectadores. Ciudadanos del mundo que transforman el siniestro proverbio en “Si quieres la paz, ayúdala a construir con tu comportamiento cotidiano, con tu pacífica pero firme discrepancia, con tu actitud”. 
El tiempo de la sumisión ha concluido. “Nosotros, los pueblos”… tomamos las riendas. 
Una nueva era alborea.



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